La industria vinícola sigue evolucionando y reinventándose. El último ejemplo de esta innovación es un vino joven que ha logrado encapsular el espíritu y esencia de la región vinícola del Somontano, en la provincia de Huesca, Aragón. Este vino, cuyo nombre aún se mantiene en secreto, es un producto de la colaboración entre viticultores locales y enólogos de clase mundial.
Lo más interesante de este vino es su cepa base: la uva Moristel, una variedad autóctona del Somontano que ha sido injustificadamente poco valorada en el pasado. En este nuevo vino, la Moristel toma el protagonismo y da un paso al frente, mostrándonos un caracter único y refrescante que captura el verdadero carácter de esta región vinícola.
El proceso de elaboración también es relevante en el resultado final. La vinificación se realiza con una mínima intervención, para respetar al máximo la expresión de la uva. Se ha optado por el despalillado completo, y una fermentación en depósitos de acero inoxidable a temperatura controlada.
El resultado final es un vino equilibrado y aromático, con una presencia notable de fruta roja en nariz, un paso por boca fresco, con buena acidez y taninos suaves. Su carácter joven le aporta un punto extra de frescor, lo que junto a su equilibrada estructura, promete una experiencia sensorial que nos sitúa en los bellos paisajes del Somontano.
Además, este lanzamiento viene de la mano de unos viticultores apasionados por el respeto al medio ambiente. La viticultura resistente es un tema central, y los productores han adoptado prácticas agrícolas sostenibles en la viña para preservar la rica biodiversidad de la región.
Este vino joven del Somontano es una prueba más de cómo la innovación y la tradición pueden ir de la mano en la industria vinícola. Conectar con la esencia de un terroir, potenciándola y dándole un giro moderno es el gran logro que sin duda este vino marcará en el panorama vinícola de nuestro país. Seguiremos con atención su lanzamiento al mercado y su acogida entre los amantes del buen vino.
