En el corazón de Roquefort-la-Bédoule, a tan solo cinco kilómetros de Cassis en la región de Provenza, se halla uno de los dominios vitivinícolas más destacados: el Château de Roquefort. Este emblemático establecimiento se caracteriza por su excepcional producción de vinos blancos, rosados y tintos de sorprendente frescura y carácter.
Un legado histórico y vitivinícola
El Château de Roquefort se distingue no sólo por su producción vitivinícola, sino también por su historia. Durante la era céltico-griega, el castillo sirvió como fortaleza para los puertos de Cassis y Marsella. Con el paso de los siglos, la propiedad cambió de manos, perteneciendo en un tiempo al condado de Provenza y más tarde al obispado de Marsella. Finalmente, en 1812 completó su último traspaso y la familia Villeneuve de Flayosc, dueños actuales, se convirtieron en sus custodios.
La riqueza de un terruño único
El dominio de Château de Roquefort alberga alrededor de 30 hectáreas de vides con una edad media de 40 años. Estas se han cultivado con meticulosidad, siguiendo los principios certificados de agricultura ecológica (Ecocert). La diversidad de sus suelos propicia la maduración tardía de una amplia variedad de uvas, entre las que se incluyen la grenache, syrah, mourvèdre, carignan y cinsault para los tintos, y la clairette, rolle y ugni para los blancos. El particular microclima del lugar y su favorable exposición contribuyen a la profundidad aromática y al equilibrio atípico de sus vinos.
Innovando sin abandonar la tradición
En el Château de Roquefort se llevan a cabo innovaciones y experimentaciones, lo que ha dado lugar a una gran diversidad de cuvées y mezclas. Estas innovaciones se realizan con el objetivo de mantener los equilibrios naturales: trabajo de los suelos, fertilización orgánica y protección fitosanitaria natural, evitando el uso de insecticidas y productos sintéticos. La producción ha ido evolucionando para satisfacer los gustos cambiantes de su público. Si en un principio el éxito de la bodega reposaba en sus vinos tintos afrutados, ahora son sus rosados sabrosos y sus blancos gastronómicos los que se llevan el protagonismo.
En resumen, el Château de Roquefort revela un compromiso sobresaliente en la producción de vinos excepcionales, conjugando tradiciones centenarias, innovaciones que abren nuevas posibilidades y, por supuesto, la inigualable riqueza de un terruño que se refleja en cada una de sus botellas.