La competición científica y vinícola de estudiantes animada por In Vino Veritas, una asociación estudiantil de Sciences Po, acaba de celebrar su 14ª edición. Denominada SPIT (Science Po International Tasting), la misma continúa consolidándose como una de las pruebas estudiantiles más exigentes del sector. En esta ocasión, alrededor de una docena de equipos de estudiantes de grandes escuelas y universidades francesas y extranjeras, se batieron en una competición que extendió durante dos días.
Una odisea de Degustación
La competencia comenzó en los locales de Sciences Po Reims, donde los equipos se enfrentaron en una primera etapa que sirvió de calentamiento. A la amabilidad de los dueños de los principales viñedos se debe la generosidad de las botellas de altísimo nivel, que permitieron el desarrollo de las distintas etapas de las pruebas.
Durante la competición, los participantes tuvieron que lidiar con la comparación de distintas cuvées de, por ejemplo, Château Angélus y los ya maduros vinos del margaláis château-siran. En el primer capítulo de la prueba, dedicado a los «vinos espumosos», los competidores se enfrentaron a tres magníficas cuvées de la maison Bollinger, catados a ciegas: la Grande Année y la B13, un 100% pinot noir.
Las diferentes fases de la competición estuvieron plagadas de preguntas que combinaban conocimientos técnicos vini-vitícolas, historia y cultura, destacando el interés por el aprendizaje académico y la aplicación práctica del conocimiento enológico. Al final, las dos equipos que destacaron por encima del resto y que llegaron a la final fueron el de Assas y el de ENSTA.
En la última y definitiva prueba, los estudiantes tuvieron 20 minutos para analizar cuatro magníficos vinos antes de presentarlos al jurado. Entre ellos, un R.D. 1988 de Bollinger y un Yquem de 1997. Aunque el equipo de Assas deslumbró al jurado, fue ENSTA el que se llevó el premio, gracias a un análisis más detallado de los vinos en competición.
La tradicional cena que siguió a la competencia estuvo maridada con las cuvées de la maison d’Aÿ. Luego se realizó una visita a las bodegas y se clausuró el certamen con una velada propiciada por los propietarios de los viñedos y dominios que brindaron su apoyo al evento. En palabras de los organizadores, fue un acontecimiento cuidadosamente diseñado por un equipo que se volcó en atender a todos los participantes. Como siempre, el vino desempeñó su papel como conductor de cultura, compartición y convivialidad.