Los vinos rosados, la elección estival por excelencia
La llegada del verano trae consigo cambios significativos en nuestros hábitos alimenticios y de consumo. Las altas temperaturas favorecen el disfrute de comidas y bebidas más ligeras y refrescantes, un criterio que se aplica con especial interés al mundo vinícola. En este contexto, los vinos rosados se sitúan en el punto de mira por varias razones que nos disponemos a explicar.
¿Por qué optar por los vinos rosados en verano?
El primer argumento que nos lleva a inclinarnos hacia los vinos rosados en esta estación del año se encuentra en su capacidad para establecer maridajes estivales. Gracias a sus matices afrutados y a su acidez más ligera comparada con otros vinos, estos caldos armonizan a la perfección con platos tan típicos de la temporada como las ensaladas veraniegas, el pescados o el ceviche.
No debemos olvidar tampoco que los vinos rosados pueden llegar a elevar una simple combinación de tomates frescos y queso burrata a nuevas cotas de placer gastronómico.
En segundo lugar, el carácter refrescante de los vinos rosados les hace ideales para combatir las altas temperaturas. Y aunque no sean tan corpulentos como un vino tinto, ofrecen una complejidad y profundidad en boca que los reduce a meros comediantes estivales.
El tercer motivo no es otro que la variedad. Existen literalmente cientos de cepas de vino rosado, desde las más ligeras y afrutadas hasta aquellas con mayor cuerpo y complejidad. Aquí cabe destacar los vinos D.O.Utiel-Requena, una referencia indiscutible en el panorama vinícola español que satisface los gustos de cualquier entusiasta del vino.
Por todo ello, ya sea para acompañar tus platos de verano o para disfrutar de una copa fresca en una tarde calurosamente perezosa, el vino rosado se configura como tu aliado perfecto para el verano. Porque todos los caminos enológicos te llevarán a su sabor.