Europa lidera el consumo mundial de alcohol con importantes consecuencias para su salud pública

Ningún rincón del globo se compara con Europa cuando se trata de consumo de alcohol. Los europeos beben más del doble que el promedio mundial. El consumo de alcohol en este continente no solo es elevado, sino también problemático. En realidad, es el tercer factor de riesgo de muerte en Europa, con alrededor de 300.000 muertes al año y costes anuales que rondan los 125.000 millones de euros.

Para enfrentar esta considerable carga, son necesarias políticas públicas sólidas y basadas en evidencia científica. Sin embargo, existe confusión y discrepancias en cuanto a los consejos que se deben proporcionar a los consumidores de alcohol.

El dilema de la abstención frente a la moderación

Alrededor del 72% de los europeos consumen alcohol. La situación es preocupante, especialmente en España, donde los jóvenes suelen consumir alcohol en excesos y fuera de las comidas. Según el Plan Nacional de Drogas, el 25% de los adolescentes españoles admiten haberse emborrachado al menos una vez en el último mes. En este grupo etario, incluso un consumo moderado de alcohol aumenta el riesgo de suicidio, accidentes de tráfico y cáncer de mama. Para ellos, la recomendación debería ser la abstención total.

Donde la situación se vuelve más compleja es en el caso de los bebedores moderados mayores de 40 años. Algunos estudios observacionales han encontrado beneficios del consumo moderado en esta franja de edad, incluyendo una mayor longevidad y prevención cardiovascular. Sin embargo, estos estudios están sujetos a sesgos. Por ejemplo, aquellos que están más enfermos podrían abstenerse de consumir alcohol, lo que se refleja en los datos.

Ante estas encontradas evidencias, surgen posturas adversas. Algunos profesionales de la salud favorecen la abstención total, considerándola la opción más saludable. En contraste, hay quienes propugnan que un consumo moderado es aceptable, citando estudios que muestran que los bebedores moderados entre 50 y 70 años que evitan excesos tienden a tener una menor mortalidad, mejor salud cardiovascular y menor riesgo de diabetes que los abstemios.

Punto a destacar es el patrón mediterráneo de ingesta de alcohol, definido por un consumo moderado de vino tinto durante las comidas a lo largo de la semana, sin llegar a excesos. Los presumibles efectos antioxidantes y antiinflamatorios del vino tinto podrían respaldar esta opción.

Se espera que los resultados del ensayo UNATI, financiado por el European Research Council, ayude a clarificar el panorama. Este ensayo comparará los efectos a largo plazo de diferentes consejos sobre el consumo de alcohol en 10.000 voluntarios bebedores de 50-75 años. Mientras tanto, una premisa clara es no iniciarse al consumo de alcohol si no se es un consumidor habitual, y evitar a toda costa la concentración de copas durante el fin de semana.