La Vinyeta, situada en Mollet de Peralada, Alt Empordà, es más que una bodega: es un proyecto de vida que combina pasión, tradición y un enfoque innovador para enfrentar los desafíos del sector vitivinícola. Desde sus inicios hasta la actualidad, esta bodega ha sabido encontrar un equilibrio perfecto entre la enología tradicional y las tecnologías más avanzadas, siempre con un compromiso firme con la sostenibilidad y el entorno natural.
Un origen marcado por el azar y la pasión por la viticultura
La historia de La Vinyeta comienza en 2002, cuando Josep Serra y Marta Pedra, dos estudiantes de ingeniería agrónoma especializados en viticultura y enología, se cruzaron en el camino de un viticultor mayor que, soltero y cansado, decidió vender sus viñas. «Aceptamos el reto con una condición: él debía enseñarnos todo lo que sabía», recuerda Josep. Este intercambio de experiencia y entusiasmo sembró las primeras semillas de lo que hoy es un modelo a seguir en el sector.
Las viñas adquiridas, viejas cepas de cariñena y garnacha, no solo fueron el punto de partida, sino también el eje central de un proyecto que creció rápidamente. «En 2006 nos dimos cuenta de que vender uva no era viable económicamente, así que decidimos elaborar vinos por nuestra cuenta», explica. La bodega, que empezó como un pequeño experimento en casa, se ha convertido con los años en un ejemplo de excelencia enológica.
Un viñedo con alma: biodiversidad y carácter mediterráneo
El viñedo de La Vinyeta es un ecosistema único. Más allá de producir uvas de calidad, estas tierras representan un patrimonio natural y paisajístico invaluable. «Nuestros viñedos albergan una biodiversidad excepcional, incluyendo especies amenazadas como la tortuga mediterránea y la Terrarola, un ave esteparia en retroceso», comenta Serra. Este compromiso con la naturaleza no solo beneficia al entorno, sino que también otorga un carácter especial a sus vinos.
La cercanía al mar Mediterráneo y la influencia de los fuertes vientos de Tramontana aportan una identidad única a los vinos. «Nuestros suelos pobres, formados por pizarras y esquistos degradados, generan vinos concentrados, carnosos y llenos de carácter», afirma. La combinación de garnacha y cariñena, en sus variedades blanca, tinta y gris, añade una dimensión enológica rica y distintiva.

La fusión perfecta entre tradición y tecnología
Aunque La Vinyeta mantiene una profunda conexión con las prácticas tradicionales, también está a la vanguardia de la innovación tecnológica. En colaboración con el CSIC y empresas tecnológicas, la bodega ha desarrollado sensores avanzados que optimizan el proceso de vinificación. «Estos sensores monitorizan las barricas y nos alertan cuando hay cambios en la temperatura, el oxígeno disuelto o la actividad microbiana», explica Serra. Este enfoque asegura un control absoluto sobre la calidad, desde la fermentación hasta el embotellado.
Sostenibilidad: un compromiso integral
La sostenibilidad es el corazón de La Vinyeta. La bodega implementa prácticas de cultivo ecológico y regenerativo, como el uso de ovejas para mantener la cubierta vegetal y la reutilización del suero de quesos como fungicida natural. Además, han desarrollado un sistema de depuración biológica para las aguas grises de la bodega, reutilizándolas para riego en momentos de estrés hídrico.
La apuesta por el ecodiseño también es destacable. «Usamos etiquetas hidrosolubles, botellas reutilizadas y ligeras, corcho local y energía fotovoltaica», detalla Serra. Incluso han construido una torre de nidificación para cernícalos, un pequeño halcón que contribuye al control biológico de plagas.
Un diseño que comunica y conecta
En un sector tan competitivo como el vitivinícola, La Vinyeta se distingue no solo por la calidad de sus vinos, sino también por su enfoque creativo. «El diseño es fundamental para nosotros. Mi hermano, diseñador gráfico, ha logrado que nuestras botellas sean fácilmente reconocibles y cuenten historias únicas», comenta Serra. Un ejemplo de ello es ‘Llavors’, un vino cuyas etiquetas incluyen fragmentos de periódicos que narran hechos relevantes ocurridos durante su elaboración. Este enfoque no solo crea un vínculo emocional con el consumidor, sino que refuerza la identidad de la marca.
El futuro de La Vinyeta: innovación y adaptación
El mundo del vino está en constante cambio, y La Vinyeta no se queda atrás. Aunque no han incursionado en vinos desalcoholizados, están experimentando con levaduras salvajes que generan graduaciones más bajas, ofreciendo vinos más auténticos y respetuosos con el terroir. Para aquellos que prefieren alternativas sin alcohol, la bodega ha comenzado a embotellar mosto, abriendo nuevas puertas en un mercado en evolución.
En el viñedo, trabajan para adaptarse al cambio climático mediante la recuperación de viñas en vaso y la plantación de variedades más resistentes a la sequía, como la cariñena blanca. «La materia orgánica es esencial para mantener el agua en el suelo y proteger las plantas en momentos críticos», asegura Serra.
2025: nuevos retos y oportunidades
El acceso al agua será uno de los mayores desafíos en los próximos años. Por ello, La Vinyeta ya está tomando medidas, como la construcción de charcas de acumulación y la exploración de nuevas áreas de cultivo menos expuestas a los vientos secos de Tramontana. «Aunque este año hemos tenido más lluvias, no podemos bajar la guardia. Debemos garantizar la supervivencia de nuestras plantas y seguir adaptándonos a las nuevas realidades climáticas», enfatiza Josep.
La Vinyeta es mucho más que una bodega; es un modelo de sostenibilidad, innovación y amor por el vino. Su capacidad para combinar tradición y tecnología, junto con un profundo respeto por el medio ambiente, ha convertido a esta pequeña bodega del Empordà en un referente. Cada botella cuenta una historia, no solo de la tierra y las viñas, sino también del compromiso y la pasión de quienes trabajan para hacer de La Vinyeta un ejemplo de excelencia enológica.