La historia de Bodega O Cabalín es una declaración de amor a la viticultura tradicional y al paisaje que la rodea. Sus raíces se remontan a 2015, cuando Teresa y su equipo decidieron recuperar parcelas de viñas muy viejas, muchas de ellas olvidadas en un estado de completo abandono. «Desde el principio sabíamos que estábamos ante un reto enorme, pero también era una oportunidad única para devolverle la vida a un patrimonio que no podíamos permitirnos perder«, explica Teresa, alma del proyecto.
Un mosaico de vida entre el río Casoio y el Sil
En la actualidad, O Cabalín cuida con esmero 3,5 hectáreas distribuidas en 48 parcelas, cada una con su propia personalidad. «Lo que hace especial a nuestras viñas es que están cooplantadas, lo que significa que diferentes variedades conviven en el mismo espacio«, detalla Teresa. Entre estas variedades se encuentran tintas como mencía, garnacha tintorera, brancellao y merenzao, junto a blancas como godello, palomino fino y doña blanca. «Es un equilibrio natural que nos permite trabajar con una paleta de sabores increíble«, añade.
Ubicadas en un impresionante valle en «V» formado por el río Casoio, afluente del Sil, estas parcelas se encuentran entre los 560 y 800 metros de altitud. «La ubicación de nuestras viñas no solo es espectacular visualmente, sino que también es clave para la calidad de nuestras uvas. Los suelos de pizarra y esquisto, junto con las pendientes pronunciadas y la orientación sur o norte según la ladera, nos ofrecen un entorno único«, enfatiza Teresa.
El registro vitícola (REVI) sitúa los años de plantación entre 1905 y 1929, lo que convierte a estas viñas en un testimonio vivo de la historia de la viticultura en la región. «Es un privilegio trabajar con cepas que llevan más de un siglo alimentándose de este suelo. Es como si cada botella contara una historia que comenzó mucho antes de que nosotros llegáramos«, reflexiona.
Un compromiso inquebrantable con la naturaleza
Desde sus inicios, O Cabalín se ha guiado por un principio claro: el respeto máximo por la naturaleza. Teresa lo describe así: «Practicamos una viticultura orgánica y mínima intervención en la bodega, con fermentaciones espontáneas. Queremos que cada vino exprese el territorio del que procede, sin interferencias«. Esta filosofía se extiende a todas las etapas del proceso, incluyendo la gestión de los residuos. «Hacemos compostaje con los restos del proceso de vinificación. Es nuestra forma de devolverle al suelo lo que nos da«, añade con orgullo.
El enfoque regenerativo también juega un papel central en su práctica. «Para nosotros, no se trata solo de cultivar uvas, sino de regenerar el suelo y el entorno que las sustenta. Estamos comprometidos con un modelo sostenible que cuide del medio ambiente para las generaciones futuras«, explica.

Vinos que hablan del paisaje
En un sector donde muchas veces se priorizan las tendencias del mercado, O Cabalín apuesta por la autenticidad. «Nuestra principal estrategia es hacer vinos honestos, que reflejen el paisaje y el territorio del que proceden«, afirma Teresa. Este enfoque ha llevado a la bodega a posicionarse como un referente en la viticultura sostenible y de calidad. «Cada vez que abrimos una botella, queremos que la gente sienta que está bebiendo una parte de nuestra tierra«, añade.
El desafío del cambio climático
El cambio climático es una realidad que no pasa desapercibida para Teresa y su equipo. «Sabemos que el clima está cambiando, y eso nos obliga a adaptarnos. Por eso trabajamos con cubiertas vegetales que ayudan a minimizar el impacto y a proteger los suelos«, explica. Además, la ubicación montañosa de sus parcelas proporciona menos horas de insolación directa, lo que resulta clave en un contexto de temperaturas cada vez más altas. «Es un equilibrio delicado, pero estamos aprendiendo a manejarlo«, añade.
Explorar, innovar y dar a conocer el proyecto
El futuro de O Cabalín está lleno de planes y sueños. «Queremos explorar todo el potencial de las variedades que tenemos, tanto tintas como blancas. Sabemos que cada una tiene algo especial que ofrecer«, comenta Teresa con entusiasmo. Pero no todo se queda en la bodega: «Nuestro objetivo a corto y medio plazo es lograr que más personas conozcan nuestra historia y lo que estamos haciendo. Creemos que nuestro proyecto puede inspirar a otros a cuidar de su entorno«.
Con esta visión clara, Teresa deja una reflexión que resume el espíritu de O Cabalín: «No se trata solo de hacer vino, sino de crear un vínculo con la tierra, el paisaje y la historia. Eso es lo que realmente nos diferencia«.
El camino hacia un legado sostenible
Bodega O Cabalín no es solo un proyecto vitivinícola; es un ejemplo de cómo la tradición y la innovación pueden unirse para crear algo único. Con cada parcela rescatada, cada cepa cuidada y cada botella producida, esta bodega demuestra que es posible hacer frente al abandono, al cambio climático y a los desafíos del sector, siempre con respeto y pasión por la naturaleza.
«El vino es nuestra forma de contar una historia, y queremos que esa historia llegue cada vez más lejos. No solo para que conozcan nuestro trabajo, sino también para que se inspiren en lo que hemos logrado aquí«, concluye Teresa.