Sandra Bravo: la viticultora riojano-vasca que está revolucionando la vinicultura
Poniendo en manifiesto su pasión y conocimientos, Sandra Bravo se alza como una de las viticultoras más destacadas en la escena vinícola de la Rioja. Sandra, nacida en Logroño y con raíces en el País Vasco, se ha especializado en producir vinos distintivos con un enfoque profundamente arraigado en la viticultura.
Los inicios de Sandra Bravo en la viticultura
Antes de emprender su propio camino en la industria vinícola, Sandra avivó sus conocimientos y habilidades en Entre deux Mers, en la región de Burdeos, y en Chianti, donde absorbió las enseñanzas del reconocido enólogo Goffredo Agostini. Pero fue su experiencia de siete años en Priorat, bajo la influencia del viticultor Ricard Rofes, lo que la llevó a apostar por una metodología artesanal en la elaboración de sus vinos.
Tras adquirir un valioso conocimiento, Sandra decidió regresar a la Rioja en 2012, alquilando un viñedo en Ribes de Tereso con la idea de implementar su propio proyecto. Desde el inicio, se ha volcado totalmente hacia un planteamiento profundamente viticultor. Su filosofía es un objetivo claro: la inversión debe centrarse en los viñedos, delegando el resto de infraestructuras en alquiler, como es el caso de la bodega. De otro modo, afirma Sandra, no sería posible obtener la calidad de vinos que ella busca.
La reputación de Sandra creció rápidamente después de su primera vendimia. Se le ofrecieron viñedos antiguos, que aceptó con gratitud, siempre con ese enfoque en la viticultura que define su filosofía.
Sandra Bravo: en constante evolución
Además, Sandra también aplica prácticas biodinámicas en su trabajo, una certificación que sostiene y le permite hallar un equilibrio idóneo entre la acidez y el contenido alcohólico de sus vinos. Ese abordaje biodinámico también ha influido en su enfoque en bodega: «Me he simplificado en la bodega», afirma.
Sus vinos, como el Sierra de Toloño Blanco 2023 o el Sierra de Toloño Nahikun Blanco 2023, han sido aclamados en el mundo de la vinicultura como de excelente calidad y con generosos toques minerales y de frescura. Esa descripción coincide con su imagen de viñedos de altura y biodiversos, donde la vid se enmarca en un entorno mediterráneo de romero y tomillo que se pueden apreciar de manera sutil en sus vinos.
Asimismo, su trabajo con la garnacha es de destacar, como se refleja en el Sierra de Toloño La Dula Garnachas de Altura 2022, un vino que se describe como auténticamente expresivo y puramente delicioso. De algún modo, ese podría ser también el lema de Sandra: vinos auténticamente expresivos y puros, resultado de un trabajo apasionado y una dedicación intensa a los viñedos.