La bodega Félix Solís Avantis es un ejemplo vivo de cómo tradición, innovación y sostenibilidad pueden combinarse para crear una empresa de éxito global en el competitivo mundo del vino. En esta entrevista, Félix Solís Ramos, representante de la tercera generación de la familia Solís, comparte con detalle la rica historia de la bodega, las estrategias que la han llevado a ser un referente internacional y los proyectos que perfilan su futuro.
Los orígenes: una familia y una visión
La historia de Félix Solís Avantis comienza en 1952, cuando Félix Solís Fernández y su esposa Leonor Yáñez dejaron su hogar en Villanueva de los Infantes para mudarse a Valdepeñas, conocida como la capital del vino en España. “En ese momento, tomar la decisión de trasladarse fue un acto de fe en nuestra pasión por el vino”, comenta Félix Solís Ramos. “Compraron una pequeña bodega que, con el tiempo, se convirtió en nuestra sede corporativa. Desde allí, construyeron el legado que hoy mantenemos vivo”.
El crecimiento de la bodega fue gradual pero constante. En 1975, se llevó a cabo una ampliación significativa de las instalaciones en Valdepeñas, consolidando a la familia como líder en la producción vinícola española. Pero fue en los años 80 cuando la marca Viña Albali, su creación insignia, marcó un antes y un después. “Viña Albali simboliza nuestro primer gran paso hacia la internacionalización. A través de ella, descubrimos que nuestros vinos podían resonar en mercados tan competitivos como el alemán”, relata Félix.
En 1998, el grupo dio un paso revolucionario al abrir una planta embotelladora en Shanghái, marcando el inicio de una expansión global sin precedentes. Hoy en día, Félix Solís Avantis está presente en 135 países, con diez filiales internacionales. “Hemos pasado de ser una pequeña bodega familiar a un grupo que exporta millones de botellas al año. Esto no habría sido posible sin el esfuerzo de varias generaciones de nuestra familia”, añade con orgullo.
Diversidad en los viñedos: la riqueza del terroir español
Una de las claves del éxito de Félix Solís Avantis es su presencia en las principales Denominaciones de Origen de España, lo que les permite ofrecer una gama diversa de vinos. Desde uvas autóctonas como Tempranillo, Verdejo y Airén, hasta variedades internacionales como Merlot, Cabernet Sauvignon y Chardonnay, la bodega se esfuerza por reflejar la diversidad del viñedo español en cada botella.
“Nuestro objetivo siempre ha sido que cada vino sea una experiencia única para el consumidor”, explica Félix. “Por eso, trabajamos con técnicas tradicionales combinadas con la más avanzada tecnología. No solo se trata de preservar lo mejor de nuestra tierra, sino de adaptarnos constantemente a los gustos de los consumidores de todo el mundo”.
Innovación: el motor de su éxito
La innovación ha sido una constante en la evolución de Félix Solís Avantis. “No podemos quedarnos atrás en un mercado tan competitivo. Por eso, hemos invertido más de 70 millones de euros en la modernización de nuestras instalaciones”, detalla Félix Solís Ramos. Un ejemplo destacado es su bodega de crianza en Valdepeñas, que cuenta con un almacén robotizado para gestionar con precisión todos los procesos. Este sistema no solo garantiza la calidad de los vinos, sino que también mejora la eficiencia y reduce el impacto ambiental.
“La automatización no es solo una herramienta para mejorar la producción, sino un compromiso con la sostenibilidad”, subraya. “Reducimos significativamente el consumo de agua y energía, lo que no solo beneficia a nuestro negocio, sino también al medio ambiente”.
Otro avance innovador es el desarrollo de un sistema automatizado para monitorizar el envejecimiento de los vinos, controlando factores como la temperatura, la humedad y las mermas. “Queremos que cada etapa del proceso esté cuidadosamente controlada para asegurar que cada botella sea perfecta”, enfatiza.

Sostenibilidad: más que una tendencia, una filosofía
El compromiso con la sostenibilidad es un pilar fundamental en Félix Solís Avantis. A través de su Estrategia de Sostenibilidad 2024-2027, la bodega busca integrar principios ambientales y sociales en todos los niveles de su operación. “Nuestra meta es ser líderes no solo en calidad, sino también en responsabilidad ambiental”, asegura Félix.
Entre las iniciativas más destacadas están la instalación de paneles solares, la implementación de sistemas de riego eficientes y el desarrollo de envases más sostenibles, como el “bag in box” y tapones de polietileno de origen vegetal. Además, han reducido el peso de las botellas para disminuir su huella de carbono. “Estamos explorando constantemente nuevas opciones para minimizar nuestro impacto ambiental. El futuro de la industria depende de ello”, explica Félix.
En el viñedo, las prácticas sostenibles son esenciales para enfrentar el cambio climático. Desde la selección de variedades resistentes al estrés hídrico hasta la monitorización en tiempo real de los sistemas de riego, cada detalle está pensado para preservar el medio ambiente. “Nos tomamos muy en serio nuestra responsabilidad con la tierra, porque sin ella, no hay vino”, afirma con convicción.
Estrategias de mercado: liderando con calidad y diversidad
Félix Solís Avantis ha sabido posicionarse como uno de los mayores exportadores de vino español, gracias a una combinación de calidad, innovación y adaptabilidad. “Desde el principio, hemos apostado por una diversificación inteligente de nuestros productos”, comenta Félix. Esto les ha permitido responder a las nuevas tendencias del mercado, ofreciendo opciones veganas, orgánicas, desalcoholizadas y de baja graduación alcohólica.
“La clave está en escuchar al consumidor. Queremos que nuestros vinos sean accesibles para todos, sin comprometer nuestra identidad ni la calidad que nos caracteriza”, enfatiza.
Planes de futuro: expansión global y nuevas oportunidades
El futuro de Félix Solís Avantis es prometedor. Uno de los proyectos más ambiciosos es Viña Casa Solís en Chile, una bodega situada en el Valle de Cachapoal que representa la primera incursión del grupo fuera de España. Con una inversión de 45 millones de euros, esta instalación tiene capacidad para producir 30 millones de litros de vino al año. “Chile tiene un enorme potencial vitivinícola, y estamos emocionados por lo que esta bodega puede significar para nuestra expansión en mercados clave como Asia y Europa”, señala Félix.
Además, la empresa sigue apostando por la innovación. Nuevas estrategias enológicas y tecnologías avanzadas prometen mejorar aún más la calidad de sus vinos y ampliar su oferta en un mercado cada vez más competitivo.
Metas para 2025: consolidación y liderazgo
De cara a 2025, Félix Solís Avantis tiene objetivos claros: consolidar su liderazgo en exportaciones, que actualmente representan más del 60% de su facturación, y seguir innovando para mantenerse relevante en el mercado global. “Queremos que nuestras marcas, como Viña Albali y Altos de Tamarón, sigan liderando los rankings de ventas en España y el mundo”, concluye Félix.
Con una combinación única de tradición, innovación y sostenibilidad, Félix Solís Avantis se posiciona como un ejemplo de cómo una empresa familiar puede liderar la transformación del sector del vino, manteniendo su esencia y mirando hacia el futuro con ambición. “Nuestro compromiso es con la tierra, la calidad y las personas que disfrutan de nuestros vinos. Esa es nuestra verdadera misión,” finaliza Félix Solís Ramos.