En la tranquila localidad de La Pobla de Cérvoles, en Les Garrigues, se encuentra Mas Blanch i Jové, una bodega que ha sabido combinar tradición, innovación y un profundo respeto por el medio ambiente desde su creación en 2006. Este proyecto familiar, liderado con pasión por Sara Jové y su equipo, se ha convertido en un ejemplo de cómo el amor por la tierra puede dar lugar a vinos únicos que cuentan historias de esfuerzo, sostenibilidad y conexión con las raíces.
Orígenes: un sueño familiar que tomó forma
La historia de Mas Blanch i Jové comienza como un proyecto familiar nacido del amor por la tierra y el deseo de producir vinos auténticos que reflejen la esencia del territorio. «Desde el principio apostamos por elaborar vinos ecológicos y auténticos», señala Sara Jové. Este compromiso con la ecología ha sido una constante, no como una estrategia de mercado, sino como un reflejo de los valores de la familia. La ubicación de sus viñedos, a más de 700 metros sobre el nivel del mar, y los suelos pobres y rocosos que los caracterizan, han contribuido a dar a sus vinos una identidad inconfundible.
Viñedos que hablan de la tierra y del clima
El entorno único de Mas Blanch i Jové aporta a sus vinos una frescura y complejidad que pocos lugares pueden ofrecer. «Tenemos muchas horas de sol y mucho viento, lo que nos permite elaborar vinos con características singulares», explica Jové. Las variedades autóctonas, como la garnacha y el macabeo, son cultivadas con un cuidado exquisito, manteniendo siempre prácticas respetuosas con el medio ambiente.
La recolección manual de las uvas es un testimonio del compromiso de la bodega con la calidad y la autenticidad. Además, están llevando a cabo investigaciones con variedades como la Trobat, una uva local que buscan recuperar para enriquecer su oferta y aportar diversidad al paisaje vitivinícola.

Innovación al servicio de la tradición
En Mas Blanch i Jové, la innovación y la tradición no son conceptos opuestos, sino complementarios. «Utilizamos levaduras autóctonas y fermentamos en depósitos de acero inoxidable, ánforas de arcilla y huevos de cemento y granito», comenta Sara Jové. Esta variedad de materiales y métodos permite a la bodega extraer lo mejor de cada uva y garantizar vinos de alta calidad con una expresión única del terroir.
Además, se esfuerzan por reducir al mínimo el uso de sulfitos y experimentar con materiales innovadores para la crianza, demostrando que siempre hay espacio para evolucionar sin perder de vista las raíces.
Sostenibilidad: un compromiso inquebrantable
«La sostenibilidad está en el corazón de todo lo que hacemos», afirma Jové. Este principio guía todas las prácticas de la bodega, desde la eliminación de pesticidas y herbicidas hasta el uso exclusivo de energía solar para el funcionamiento de las instalaciones. Además, minimizan el uso de agua y materiales no reciclables, apostando por la biodiversidad y técnicas de manejo del suelo que ayudan a conservar la humedad.
Frente al impacto del cambio climático, Mas Blanch i Jové está adoptando medidas concretas para proteger sus viñedos. «Estamos adaptando nuestros viñedos plantando variedades más resistentes al calor y monitorizando continuamente las condiciones climáticas para ajustar prácticas como la poda», explica Jové. Asimismo, han invertido en embalses y sistemas de riego que les permiten enfrentar mejor las épocas de sequía.
Arte y vino: una experiencia para los sentidos
Un elemento distintivo de esta bodega es su proyecto cultural «La Viña de los Artistas», un espacio donde las esculturas y las obras de arte se integran con los viñedos, creando un entorno que invita a la reflexión y al disfrute. «Nuestra conexión con el arte nos diferencia en mercados nacionales e internacionales», afirma Jové. Este enfoque único permite a los visitantes no solo disfrutar de vinos excepcionales, sino también sumergirse en un universo creativo que transforma una simple visita en una experiencia inolvidable.
Planes de futuro: crecer sin perder la esencia
El futuro de Mas Blanch i Jové está lleno de ambiciosos proyectos. «Queremos seguir creciendo de manera sostenible, expandiendo nuestra presencia en mercados internacionales clave como Estados Unidos y Asia», señala Jové. Además, la bodega está comprometida con la innovación continua, explorando nuevas variedades y técnicas de vinificación que les permitan ofrecer vinos aún más únicos.
El arte también continuará siendo una parte fundamental de su propuesta, con «La Viña de los Artistas» como un referente cultural y enoturístico. «Para 2025, queremos consolidar nuestra presencia en nuevos mercados, cuidar nuestros viñedos para obtener la mejor uva posible y seguir apostando por el arte y la sostenibilidad», concluye Jové.
Un legado en construcción
Mas Blanch i Jové es mucho más que una bodega; es un símbolo de cómo el respeto por la tierra, la innovación y la creatividad pueden converger para crear algo extraordinario. Cada botella es un reflejo de la pasión y el compromiso de esta familia por ofrecer no solo un producto de calidad, sino una experiencia que conecta a las personas con la naturaleza y el arte. Porque aquí, en este rincón de Les Garrigues, el vino no es solo una bebida, es una obra maestra.