Tras una larga carrera como consultor medioambiental al servicio de grandes compañías francesas, Jérôme Rathle decidió cambiar radicalmente su vida y adentrarse en un proyecto de mayor contacto con la naturaleza. Rathle compró una maravillosa parcela ubicada en Gigondas, justo debajo de las Dentelles de Montmirail, con la intención de cultivar viñedos.
El deseo de hacer un cambio positivo
Jérôme Rathle no siempre fue un viticultor. Pasó más de dos décadas trabajando en una oficina de París como consultor de sostenibilidad para grandes empresas francesas. Sin embargo, su anhelo por hacer algo con sus propias manos y su deseo de trabajar en estrecho contacto con la naturaleza, lo llevaron a comprar un viñedo.
Para Rathle, este cambio de carrera no sólo supone una conexión más profunda con la naturaleza, sino que también representa una oportunidad para contribuir a la lucha contra los problemas medioambientales de actualidad, tales como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la escasez de agua.
Su enfoque medioambiental también se refleja en sus técnicas de viticultura. Rathle ha optado por la agricultura biodinámica y la plantación de árboles entre las vides, lo que se denomina agroforestería, logrando assim plantar ya 500 árboles hasta la fecha. Este enfoque, además de más sostenible, aporta diversos beneficios a las vides: protección solar, fomento de la retención de agua y nutrición extra para las vides.
La importancia de la gestión del agua
Otro componente clave de la filosofía de trabajo de Rathle es la gestión del agua. A través del análisis del flujo natural del agua en el ecosistema, espera poder retenerla y aprovecharla en lugar de permitir que cause erosión al fluir con demasiada fuerza. El agua es un recurso preciado, especialmente en viñedos con pendientes del 25% como los suyos, donde la lluvia puede generar erosiones.
Desde 2023, el viñedo de Rathle cuenta con certificación orgánica y este año también empezará su certificación biodinámica. Trabajando en mayor sintonía con la naturaleza, espera que sus vides sean más capaces de defenderse de situaciones de estrés hídrico y enfermedades.
En la bodega, su enfoque natural se combina también con un deber hacia la calidad y consistencia. Utiliza levaduras naturales en el proceso de fermentación, pero se asegura de no dejar la viña completamente a su aire. Como los mejores chefs, entiende que deben intervenir para sacar lo mejor de sus ingredientes.
Su viñedo, formado por las variedades de uva Grenache y Syrah, elabora dos vinos: Alliance y Synchronicité. Como productor de vino, Rathle espera expresar su perspectiva de la interacción entre los humanos y la naturaleza, y fortalecer esta alianza a través de su nuevo camino en la viña. Con su actitud, se enfrenta proactivamente a las preocupaciones medioambientales y nos recuerda que es posible hacer una diferencia, sin importar el camino profesional que elijamos.