Una mirada detallada al cépage Chenin de Loire
Como auténticos entusiastas del vino, no podemos evitar sentirnos emocionados cuando un vino destaca por su superior refinamiento y su potencial para rivalizar incluso con los más grandes chardonnays de Borgoña. Esta es el caso del cépage Chenin Blanc de Loire, un verdadero contendiente que se distingue por su expresión en diversos estilos – desde seco hasta espumoso, pasando por demi-sec, moelleux y incluso liquoreux – en las denominaciones de Anjou, Saumur y Touraine.
Historia y origen del Chenin
Un poco de historia científica siempre es gratificante: de acuerdo con estudios genéticos, la variedad Chenin, junto con el Sauvignon Blanc, pertenecen a una familia de uvas llamada Messiles, que desciende del Sabagñin y una uva desconocida. El nombre Meslier deriva del latín «misculare», que se traduce como mezcla, y es muy probable que esta familia adquiriera su nombre gracias a su cépage más representativo, el Gros Meslier – una familia de uvas cuyo linaje incluye variedades tan fascinantes como el Colombard, el Menu Pineau, el Meslier Saint-François, el Mézy, el Petite Meslier, el Pineau d’Aunis, el Plant Vert, el Sauvignon Blanc, la Sauvignonasse y el Béquignol Noir.
El origen nominal del «Chenin» está supuestamente vinculado a la Abadía de Montchenin, donde esta uva se cultivaba masivamente y contribuyó a su propagación en la región del Valle del Loire. De hecho, en la obra literaria del célebre escritor francés François Rabelais, Gargantua, encontramos una mención de «gros raisins chenins» en el capítulo 25, lo que podría confirmar esta teoría.
El versátil Chenin Blanc: geografía y aromas
El principal hábitat del Chenin Blanc es indudablemente el Valle del Loire, donde brilla en numerosas denominaciones como Jasnières, Vouvray, Montlouis, Anjou, Saumur y Quarts de Chaume. En estos territorios, se puede encontrar en diversas modalidades: blanco seco, demi-sec, espumoso, moelleux e incluso liquoreux. Pero el Chenin Blanc también ha conquistado terrenos en Sudáfrica, Estados Unidos, Australia y Argentina.
En cuanto a los aromas, este varietal ofrece una amplia gama que varía dependiendo del tipo de vino. En los vinos blancos secos, se distingue por los aromas de frutos blancos maduros, cítricos y frutas exóticas, con notas de tilo, miel, vainilla y especias dulces después de la crianza. Con el envejecimiento, los grandes Chenin Blancs develan notas de trufa.
Chenel: El descendiente del Chenin Blanc
El Chenin Blanc también tiene una progénie interesante, aunque no muy conocida. Tal es el caso del Chenel, un nuevo cruce entre el Chenin y el Ugni Blanc que es muy utilizado en Sudáfrica. Aunque su popularidad todavía es limitada, es probable que, con la región adecuada, se hable de ello dentro de 500 años, recordando el nacimiento del Chenel en Sudáfrica. ¡Este potencial del futuro es sin duda uno de los aspectos más cautivantes del mundo del vino!