El sector vitivinícola enfrenta una transformación significativa impulsada por las nuevas generaciones. La reciente investigación del Observatorio UIV-Vinitaly ha revelado que, en un contexto de disminución generalizada del consumo, los Millennials y la Generación Z están emergiendo como los principales motores del mercado del vino, especialmente dentro de los países como Italia y los Estados Unidos. Este análisis pone de relieve cómo las tendencias de consumo de los jóvenes están cambiando el paradigma tradicional del vino, convirtiéndolo en un verdadero status symbol.
El Vino como Estado de Prestigio
El vínculo entre el vino y la gastronomía sigue siendo relevante; sin embargo, recientes estudios indican que esta conexión pierde relevancia entre los jóvenes. En Italia, un sorprendente 56% de los jóvenes lo consideran un “modismo de moda”, en comparación con solo el 28% de los Boomers. Esta tendencia ha llevado a que el término Status Seekers cobre vida, describiendo a un segmento de consumidores que, aunque pequeño, representa una porción significativa del volumen y valor del vino. Aproximadamente 31% de las compras de vino en EE.UU. provienen de productos ultra premium, y más de la mitad de estos consumidores son under 44.
Contrario a la creencia popular, el consumo de vino no se ha estancado entre los jóvenes. De hecho, en ambos países, la tasa de consumo entre los under 44 supera al de los mayores de 44 años. El 31% de los jóvenes ha incrementado sus compras, lo que se opone a la tendencia de disminución de consumo registrada entre los mayores. Además, esta búsqueda de calidad y experiencia se traduce en una disposición a gastar más por un vino premium, reforzando su estatus social.
Los jóvenes no solo buscan calidad en el vino, sino que también están redefiniendo su experiencia de consumo. Un aspecto importante es su menor fidelidad hacia marcas específicas, con el 50% de los consumidores jóvenes mostrando interés en explorar diferentes alternativas. Esto plantea un desafío estratégico para las bodegas, que deben adaptarse a esta nueva mentalidad de consumo abierta y exploratoria.
Finalmente, el fenómeno del sober curious está en aumento entre las generaciones más jóvenes, que, ante la búsqueda de un equilibrio en sus hábitos, están abiertos a períodos de abstinencia temporal. Con las estadísticas a su favor, los jóvenes están forjando un nuevo camino para el futuro del vino, reafirmando su papel como actores cruciales en el mercado. Este cambio reside no solo en un auge por la calidad, sino también en un enfoque más social y experimental del consumo de vino.