En el centro de Langa, donde la tradición vitivinícola se funde con la historia, surge el destacado proyecto Cascina Penna-Currado. Este se ha materializado a través de las manos y la visión de Elena Penna y Luca Currado Vietti, quienes buscan revitalizar la antigua relación de su familia con la tierra a través de una bodega que refleja armónicamente el pasado y el presente.
La esencia de Cascina Penna-Currado
Ubicada en la cresta de Serralunga d’Alba, la bodega se establece en una cascada del siglo XVI, en un edificio de 2400 metros cuadrados, cuyo valor histórico se ha restaurado al máximo. El objetivo era recuperar su antigua vocación como bodega y realzar una granja monumental dentro del territorio de la UNESCO. Hoy, la Cascina Penna-Currado no es solo una bodega, sino que se ha convertido en el centro empresarial protagonista de una eficiente y virtuosa cadena de producción, tanto en términos de eficiencia energética como ambiental.
Después de administrar durante treinta años la empresa Vietti, fundada a fines del siglo XIX, Elena Penna y Luca Currado Vietti han optado por embarcarse en este proyecto personal, de carácter artesanal. Cuenta con el apoyo de sus hijos Giulia y Michele, garantizando así la continuidad de la tradición familiar tras su jubilación planeada para enero de 2023.
El proyecto, reconocido como un desafío que genera oportunidades, representa la ambiciosa idea de trazar un nuevo camino para redescubrir y fortalecer la historia vitivinícola de la familia, que ha perdurado desde el siglo XIX. Todo ello se hace siguiendo los principios de la artesanía que los han caracterizado durante generaciones.
Una visión novedosa
Este emprendimiento también tiene como objetivo ofrecer una nueva visión de Langa, teniendo en cuenta los crecientes desafíos del cambio climático. Siguiendo este espíritu, el cuidado de la tierra y la experimentación se convierten en elementos clave, seleccionando viñedos especialmente ubicados en áreas frescas y ricas en biodiversidad, con una mirada puesta hacia el futuro.
Pero el universo de Elena y Luca no solo se limita a la miscelánea vitivinícola, sino que también traspasa fronteras a través de Elena Spirits. Esta iniciativa nacida hace unos años se dedica a llevar las raíces de Langa a todo el mundo a través de la producción de gin y vermut de Turín. Un proyecto que nace de la experimentación y el respeto por la herencia del pasado y la selección de especias y botánicos.