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Kelly Mason, de asistente a creadora de uno de los mejores vinos de Canadá

La perseverancia y un fuerte compromiso por producir vinos de alta calidad están dando sus frutos para Kelly Mason, reconocida enóloga jefa de Queylus y fundadora de Mason Vineyard, un proyecto propio ubicado en un extraordinario viñedo en Twenty Mile Bench. Compró la propiedad en 2012, convirtiéndola de un simple negocio de venta de uvas en una producción vinícola que está posicionándose en los primeros lugares del mercado canadiense y de todo el mundo.

El arduo camino hacia el éxito

Al adquirir su primera propiedad en las inmediaciones de Twenty Mile Bench, cerca de Vineland, Kelly vislumbró el potencial del espacio contiguo para expandir su viñedo a una escala envidiable. Sin embargo, la falta de fondos limitó inicialmente sus ambiciones. Sin embargo, nada de esto detuvo a Kelly Mason, con una actitud imparable y determinada logró hacerse con la propiedad, evitándose la venta, gracias a su compromiso, sacrificio y dedicación, logrando el negocio en el sector vinícola que siempre soñó. Además de rendirle frutos a su propio emprendimiento, también ha trabajado para Queylus, Honsberger y The Farm.

Actualmente, el viñedo de Kelly abarca unos impresionantes 25 acres en la meseta, todo bajo su propiedad y sin inversores. Los vinos Mason Vineyard se hacen ahora en Queylus. Lógicamente, su éxito no hubiera sido posible sin un ética de trabajo inquebrantable y compromiso con la calidad de sus vinos. Las cosechas iniciales de Mason Vineyard, 2018 y 2019, se produjeron en cantidades limitadas, pero la consistencia y excelencia de cada botella han hecho que su sabor se amplíe en el escenario internacional.

Un dominio de la viña y del vino

12 de las 25 hectáreas de Kelly están cultivadas con viñedos, que albergan partes iguales aproximadamente de Pinot Noir, Cabernet Franc y Chardonnay, y unas pocas hileras de Cabernet Sauvignon. Kelly mantiene una devoción absoluta a la calidad, garantizando que sólo las mejores uvas sean utilizadas en sus vinos. Este compromiso con la excelencia se remonta a sus días de aprendizaje en viticultura con un equipo mexicano que trabajaba para Bill George. De este modo, además de supervisar la selección de uvas, ella llevó a cabo todo el trabajo manual necesario para el cuidado de la viña.

Kelly ha logrado algo notable al crear un dominio desde cero sin respaldo financiero. Su experiencia inicial no estaba en la vinicultura: después de terminar sus estudios, Kelly realizó un MBA y trabajó dos años en Italia en un puesto corporativo, antes de hacer el trascendental giro hacia el vino.

La fase del vino comenzó en Napa: pasó dos años en Saintsbury en Carneros y después estudió enología en Brock. Esta combinación única de negocios y viticultura culminó en la creación de Mason Vineyard, demostrando que, con dedicación y compromiso, se puede crear algo verdaderamente extraordinario.

No hay duda de que Kelly Mason es un ejemplo brillante de lo que se puede conseguir con el trabajo duro, la tenacidad y la ambición. Sus vinos están cosechando éxitos y su historia demuestra que el camino hacia el éxito puede ser largo y arduo, pero definitivamente vale la pena.

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