La Cantina Arnaldo Caprai se ha establecido como un pilar fundamental en la elaboración del Montefalco Sagrantino DOCG, liderando el proceso de revitalización de este vitigno autóctono de Umbría. Actualmente, con un facturamiento de 8 millones de euros y una producción de 900.000 botellas, Caprai no solo resalta la tradición del sagrantino, sino que también muestra su potencial en mercados internacionales al combinar calidad e innovación.
Un viaje hacia la excelencia del Sagrantino
Arnaldo Caprai, origen en la industria textil, dio un giro inesperado en 1971 al adquirir 45 hectáreas en Montefalco. Este lugar, en sus inicios considerado un simple viñedo, se ha convertido en el corazón del renacimiento del sagrantino, acercándose a un vitigno que, hasta los años 80, era poco apreciado. En sus primeras etapas, el sagrantino se usaba únicamente para producir vinos dulces destinados a celebraciones religiosas, pero con el esfuerzo de Caprai, esta situación ha cambiado drásticamente.
Desde la entrada de Marco Caprai, hijo de Arnaldo, en 1988, la bodega empezó un proceso de modernización y expansión a nivel internacional. Marco detectó el enorme potencial del sagrantino y ha liderado un contexto de investigación junto a universidades para explorar y optimizar sus características, como la selección clonal y las técnicas de cultivo, sentando las bases para el reconocimiento actual del vino.
Algunas de las técnicas innovadoras implementadas incluyen la búsqueda de los clones más destacados del sagrantino, que son fundamentales para la producción de vinos emblemáticos. Entre ellos, destacan los clones «25 Anni», «Cobra» y «Collepiano», cada uno de los cuales aporta cualidades únicas .
Hoy en día, la bodega no solo crea vinos, sino que también se ha convertido en un laboratorio de sostenibilidad, con un compromiso firme hacia prácticas ecológicas que garantizan un bajo impacto en el medio ambiente. Además, Caprai ha buscado la colaboración de técnicos de renombre mundial como Michel Rolland, quien ha aportado su experticia en ensamblajes y ha elevado la complejidad de los vinos, dándoles un perfil más armonioso.
A medida que la tendencia hacia el respeto por el terruño y la sostenibilidad continúa en ascenso, la Cantina Arnaldo Caprai y su emblemático Montefalco Sagrantino se erigen como un claro ejemplo de cómo la historia y la innovación pueden coexistir, produciendo un vino que no solo es un deleite para el paladar, sino también un símbolo de calidad y tradición en cada botella.