El mundo vinícola fue testigo recientemente de una degustación única organizada por el equipo del Château Meyney. Su objetivo era despertar el interés y redescubrir la virtudes del petit verdot, una variedad poco usual en los ensamblajes de Médoc. Château Meyney es un vino distinguido, muy apreciado por los entusiastas más selectos. ¿Será el petit verdot su secreto más guardado?
El Château Meyney, situado en Saint-Estèphe, posee varios atributos que lo distinguen. En particular, destaca su terroir excepcional. Al igual que los grandes crus de Médoc, Meyney «mira al río». Asentado en una hermosa cresta de guijarros, que descansa sobre un suelo arcillo-calcáreo, su viñedo de 51 hectáreas goza de una excelente drenaje y beneficios climáticos reguladores proporcionados por la Gironde.
La historia e influencia del petit verdot en Château Meyney
Otra particularidad radica en su historia, que ha dejado a Meyney fuera de la clasificación de 1855, a pesar de su proximidad a Montrose y Calon Ségur. Desde entonces, Meyney ocupa una posición singular en el paisaje vitivinícola de Médoc. A pesar de no estar clasificado, ha sido reconocido y aclamado por los entusiastas más agudos. Los responsables de este reconocimiento son Désiré Cordier, quien tras la compra del viñedo en 1919 decidió replantar el petit verdot, y Anne Le Naour. Desde 2005, cuando el Crédit Agricole adquirió el Château Meyney, junto a Anne Le Naour han mantenido la presencia de petit verdot en los viñedos, una variedad conocida por su olor a especias y su capacidad para aportar frescura a los vinos.
La cata de vinos con un 100% de petit verdot nos confirma un hecho: la imagen rústica asociada con esta variedad está lejos de ser la realidad. Con la acidez y frescura que aporta al ensamblaje final, y su profundo color intenso, el vino producido por el petit verdot, eleva el estatus del gran vino de Meyney.
El esplendor y el gusto del vino de Château Meyney se refleja en sus degustaciones: 2017 resultó ser una sorpresa agradable; 2018 se impuso con un fuerte carácter; 2019 deslumbró con un fruto de madurez perfecta y sutileza en boca; 2020 destacó por su equilibrio y elegancia; y finalmente, 2021 se mostró más discreto, entregando un delicado jugo con un elegante golpe de frescor.
Con un 50% de cabernet sauvignon, 38% de merlot y 12% de petit verdot en su composición, la cosecha 2023 promete ser ya algo delicioso. La exposición al sol de finales de verano ha dado lugar a unos cabernet sauvignon prodigiosos, prometiendo un vino accesible y sabroso.
Este relato reafirma la singularidad de Château Meyney y la influencia innegable del petit verdot en su característico sabor. Un vino para disfrutar por los amantes del buen vino.