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Vino de tea de La Palma podría ser declarado Bien de Interés Cultural

La declaración del vino de tea como Bien de Interés Cultural (BIC) avanza un paso más

En medio de la efervescencia del mundo del vino, La Palma inscribe su nombre en el mapa vinícola de una manera singular adentrándose en un proceso de patrimonialización. El Cabildo Insular de La Palma ha dado su visto bueno, mediante un acuerdo unánime, para declarar como Bien de Interés Cultural (BIC) el vino de tea, el vino típico hecho en la isla. Este acontecimiento marca un hito en la historia de los caldos palmeros y el de la región en general.

Entre ciencia y tradición

Esta resolución ha sido impulsada por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen de Vinos La Palma, y se ha apoyado en la rigurosa investigación científica llevada a cabo por Eva Parga Dans y Pablo Alonso González, investigadores del IPNA-CSIC. La iniciativa, que fue bien acogida por todos los miembros del Cabildo, será ahora llevada ante el Gobierno de Canarias para su valoración. De ser exitoso el trámite, el proceso de declaración será llevado a término por la Consejería de Educación, Universidades, Cultura y Deportes, entidad con competencias en materia patrimonial en las islas.

El reconocimiento de BIC del vino de tea marcaría un reconocimiento a la singularidad y relevancia cultural de este producto, único en el mundo. Este vino se produce en tres municipios del norte de la isla (Puntagorda, Garafía y Tijarafe), mediante el uso de mezclas de uvas blancas y tintas, y tiene como rasgo distintivo su crianza en barricas hechas con madera de tea del pino canario (Pinus Canariensis).

Esta peculiar elaboración es la que le brinda a este vino su característica e inimitable composición organoléptica. Los estudios realizados por los expertos del IPNA-CSIC han desvelado, entre otras cosas, la alta concentración de alfa terpineol (α-terpineol) en este vino, una sustancia que posee propiedades antiinflamatorias, anticancerígenas, antioxidantes y cardioprotectoras.

Este camino hacia la declaración del vino de tea como Patrimonio Inmaterial de Canarias no solo está avalado por la comunidad científica, sino que también tiene como respaldo una especie de testigo cultural y de una tradición que se ha transmitido de generación en generación, incluyendo el uso de saberes, materiales y herramientas tradicionales vinculados a la cultura alimentaria de la isla palmera.