El mercado de los vinos finos italianos sigue en auge en Estados Unidos, mostrando un crecimiento sostenible y prometedor a medida que se cumplen dos décadas desde la fundación del Istituto Grandi Marchi (IGM). Este organismo, que agrupa a algunas de las bodegas más reconocidas de Italia, ha logrado, a lo largo de estos años, duplicar su facturación, alcanzando un total de 660 millones de euros. Este éxito se debe, en gran medida, a su capacidad para exportar más del 55% de su producción.
Un análisis del crecimiento del vino italiano en América
La investigación titulada 20 años de Istituto Grandi Marchi, 20 años de fine wines italianos en el mundo, elaborada por Nomisma-Wine Monitor, profundiza en las tendencias actuales relacionadas con el consumo de vino en el mercado estadounidense. De acuerdo con los datos, el 70% del volumen de facturación extranjera proviene de mercados fuera de la Unión Europea, destacándose un notable aumento en las compras en Asia, que ha superado el 130% en las dos últimas décadas.
En cuanto a Estados Unidos, se confirma su posición como el principal mercado para los vinos finos italianos. A pesar de un entorno económico desafiante, marcado por la inflación y las altas tasas de interés, se ha observado un crecimiento en las importaciones desde Italia. Durante el periodo de enero a noviembre de 2024, se registró un aumento del 5% en valor para los vinos tranquilos y un 10% en el segmento de espumantes, resistencia que contrasta con la tendencia global de disminución en el consumo de vinos importados.
El perfil del consumidor de vinos finos italianos revela una clara demografía: entre los millennials, el 30% se identifica como usuario habitual de estos vinos, siendo varones de clase alta, que muestran un verdadero interés por las marcas extranjeras. Un elemento destacable es que el 76% de aquellos que no consumen actualmente vino italiano han expresado su deseo de probarlo, lo que delata un potencial significativo para expandir la presencia de estos productos en el mercado estadounidense.
El buen posicionamiento de los fine wines italianos está cimentado en la creciente percepción de su calidad y prestigio. Este fenómeno ha llevado a que el 27% de los consumidores americanos asocien los vinos italianos con atributos como clase y elegancia, atributos que antes estaban reservados principalmente para los vinos franceses.