En el mundo de vinícolas familiares, ninguna historia es tan fascinante como la del Domaine Claude Riffault. Este tradicional viñedo, situado en el norte de Sancerre, ha evolucionado hacia una excelencia superior a través de las generaciones, gracias a su actual heredero, Stéphane Riffault. Bajo su dirección, el Domaine Claude Riffault produce vinos que son un espejo de la precisión y equilibrio, convirtiéndose en la cúspide del vino Sancerre.
El vínculo familiar con la Borgoña y sus climas
Stéphane Riffault se entrenó en el viejo arte de la viticultura en Beaune, la capital de la famosa Côte de Beaune en Borgoña. Esta experiencia ha tenido un gran impacto en su filosofía vitivinícola. Tras su formación, Stéphane regresó al viñedo de su familia, enriquecido con conocimientos y técnicas que ha implementado en el Domaine Claude Riffault.
El viñedo, que ha estado en la familia Riffault durante cuatro generaciones, abarca más de quince hectáreas, mayormente dedicadas al cultivo del sauvignon blanc. Cada parcela de las viñas recibe un cuidado meticuloso, buscando resaltar su carácter único y las notas minerales y aromáticas que se producirán en los vinos.
En su gestión, Stéphane se ha inspirado fuertemente en el concepto de «Climats de Bourgogne», que se refiere a la diversidad de los terroirs en el mítico viñedo de Borgoña. Esta devoción al terroir se traduce en su selección de cuvées, cada una nombrada después de la parcela específica de donde se obtienen las uvas: La Noue, Les Chailloux, Les Denisottes, entre otras.
Además de sus prácticas vitivinícolas, el respeto por la naturaleza y su compromiso con la producción ecológica y sostenible, han llevado al Domaine Claude Riffault a obtener la certificación de agricultura orgánica en 2016. En la actualidad, también adopta prácticas de la biodinámica.
Según la Revue du vin de France, el Domaine Claude Riffault es uno de los mejores viñedos del norte de Sancerre, y sus producciones son cada vez más impresionantes. Las cuvées del viñedo son refinadas, un reflejo de cada uno de los terroirs desde donde se originan, y han sido altamente evaluadas tanto por expertos como por aficionados del vino. Las parcelas únicas y especiales del viñedo, como Monoparcelle 538 y Monoparcelle 469, ofrecen vinos que son testimonios del terroir en su apogeo, verdaderos tesoros para aquellos que valoran un vino de guardia excepcional.