Si eres un amante del vino, seguramente conocerás la relevancia de la región vitivinícola de Saboya en Francia. En esta ocasión, destacamos la labor de una familia clave en la producción de vinos en esta región, los Giachino, en particular, la figura de David Giachino. Durante casi cuatro decadas, ha elaborado vinos con un frescor y pureza excepcionales, produciendo excelentes vinos de mesa y aperitivo a precios razonables.
El renombre de la familia Giachino
Frédéric Giachino, también parte de la familia practicante de la policultura, se une a David en 1988 para reconvertir la antigua propiedad familiar en un viñedo. Con tan sólo un hectárea de terreno inicialmente, el viñedo creció rápidamente enriqueciendose con la plantación de diferentes variedades de uvas tradicionales de la región de Saboya.
Hoy en día, se extiende por cerca de 15 hectáreas, que alojan una gran variedad de uvas. En cepas de uva tinta, la mondeuse noire dominan (más del 50%), complementadas con gamay (15%) y persan (13%), además de otras uvas menos conocidas fuera de Saboya. Las uvas blancas se distribuyen entre la jacquère (casi el 60%) y la altesse (cerca del 35%), así como un poco de verdesse y mondeuse blanche.
Una apuesta por la viticultura orgánica y biodinámica
La búsqueda de vinos más puros llevó a Frédéric y David a probar la viticultura orgánica a principios del 2000. Consiguieron la certificación en 2005, y han estado practicando la biodinámica durante la última década. David Giachino compartió que notó una gran diferencia en sus vinos a raíz del paso a la producción orgánica en 2005 y 2006.
Además de la adaptación a nuevos métodos de vinificación, también han reducido el uso de sulfuro. Su objetivo es preservar la integridad de las uvas hasta el prensado y seleccionar cuidadosamente los racimos para mantener solo los de mejor calidad. Así, elimiman la necesidad de aditivos y productos de vinificación. La enóloga afirma que «El vino se hace en la viña. En la bodega, cuanto más se interviene, se va matando poco a poco el potencial del vino.».
Los hijos de Frédéric, futuros continuadores del legado
Pero la historia de esta familia en la viticultura no se detiene en la generación actual. Los hijos de Frédéric, Clément y Antonin, ya comienzan a hacerse cargo de la gestión del viñedo con miras a continuar el legado familiar.
El Prieuré Saint Christophe, un regalo de Michel Grisard
No podemos hablar de David Giachino sin mencionar su papel en la recuperación del famoso Prieuré Saint Christophe. Este terroir excepcional fue entregado a los hermanos Giachino en 2015 por Michel Grisard, una auténtica leyenda vinícola de la región.
El amor y pasión de la familia Giachino por su trabajo se reflejan claramente en cada botella de vino que producen. Sus esfuerzos han sido reconocidos por la crítica, como es el caso de la Revue du Vin de France y Bettane & Desseauve, que le otorgan una calificación de una estrella a sus vinos. En definitiva, estamos ante una familia que es un auténtico referente en la viticultura de Saboya.