El reciente anuncio de la posible implementación de dazi por parte del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha generado una profunda preocupación en el sector de los vinhos e spirits. Según las declaraciones de las entidades Federvini y Discus, este movimiento podría afectar gravemente a un mercado entre la Unión Europea y Estados Unidos que, actualmente, se estima en unos 200 mil millones de dólares y que sostiene aproximadamente dos millones de empleos. La historia reciente muestra que la ausencia de tasas importables ha permitido un crecimiento notable del comercio transatlántico, hecho que contrasta con los negativos efectos que han tenido las sanciones impuestas entre 2018 y 2021.
Impacto de los Dazis en el Comercio Transatlántico
Desde 1997, el comercio de bebidas espirituosas ha experimentado un aumento del 450% cuando no se aplican aranceles. En cambio, las conflictos comerciales en torno a otros sectores, como el del aluminio y el acero, resultaron en un drástico descenso de las exportaciones estadounidenses de whisky hacia Europa, que cayeron en torno a un 20%. Por su parte, las exportaciones italianas de licores a EE. UU. se desplomaron en un 41%. Este descenso no solo ha penalizado a las empresas involucradas, sino que también ha puesto en riesgo un importante motor de crecimiento económico en ambos continentes.
Las líderes de Federvini y Discus han manifestado su preocupación por el futuro de la industria. Micaela Pallini, presidenta de Federvini, expresó la necesidad de colaboración entre productores e instituciones para salvaguardar una cadena de valor fundamental, que no solo representa un activo económico, sino también un patrimonio cultural compartido. También se advirtió que, si no se prolonga la suspensión de los aranceles, las importaciones de whisky estadounidense estarán nuevamente sujetas a un 50% de carga fiscal a partir del 1 de abril de 2025, lo que podría anular la recuperación observada en los últimos años.
Además, se subrayó que la reimposición de tarifas no solo perjudicaría a los exportadores, sino que también tendría un efecto inflacionario en los consumidores. Ambas organizaciones instan a fortalecer el diálogo entre los gobiernos para evitar un estancamiento en el comercio y asegurar un desarrollo sostenible en los sectores de vino y licores.