Un reconocido experto en vino ha revelado un truco simple para evitar la resaca: comer un poco de queso antes de beber. Aunque suene como un consejo de abuela, tiene una base científica sorprendente. Te contamos qué hay detrás de esta recomendación y qué opinan los especialistas en salud sobre su verdadera eficacia.
El enólogo Pablo Teipro, conocido por su defensa del consumo responsable, asegura que “una porción de queso antes del vino puede marcar la diferencia”. Según explica, las grasas y proteínas del queso forman una especie de barrera en el estómago que ralentiza la absorción del alcohol, reduciendo sus efectos en el cuerpo y, por tanto, la intensidad de la resaca. Pero, ¿hasta qué punto este truco realmente funciona?
El consejo que sorprendió a los amantes del vino
La afirmación de Teipro surgió durante una charla con aficionados al vino, cuando uno de los asistentes le preguntó por los secretos para disfrutar del vino sin sufrir las consecuencias al día siguiente. Su respuesta fue directa: “Antes de la primera copa, un poco de queso. Siempre”.
El comentario, aparentemente inocente, se viralizó rápidamente. En redes sociales, muchos lo tomaron como una broma gourmet, pero otros comenzaron a probarlo en cenas y catas. “Si lo dice un enólogo, habrá que hacerle caso”, escribían los usuarios entre risas y brindis.
Más allá de la anécdota, el consejo tocó una fibra sensible: el eterno deseo de disfrutar sin pagar el precio de la resaca. Y, curiosamente, no está del todo alejado de la lógica científica.
La ciencia detrás del queso y el alcohol
Comer antes de beber no es una novedad, pero el queso tiene propiedades particulares que pueden hacerlo especialmente útil. Su contenido en proteínas y grasas ayuda a que el alcohol llegue más lentamente al torrente sanguíneo. Cuando el estómago no está vacío, el paso del etanol al intestino delgado —donde se absorbe más rápido— se retrasa.
El doctor en nutrición Sergio López explica que “no hay un antídoto contra la resaca, pero sí formas de reducir su impacto. El queso, al ser denso y graso, crea una película que actúa como amortiguador frente al alcohol”. Sin embargo, advierte que este efecto es limitado: “No evita la intoxicación si se bebe en exceso, solo modula la velocidad con la que el cuerpo lo asimila”.
Por su parte, fuentes médicas como MedlinePlus o Banner Health coinciden en que la mejor forma de prevenir la resaca sigue siendo la moderación. Beber con el estómago lleno y alternar con agua puede mitigar la deshidratación, una de las principales causas del malestar posterior al consumo de alcohol.
En resumen: el queso ayuda, pero no hace magia. Si se convierte en excusa para beber más, el efecto protector se desvanece por completo.
Qué recomiendan los expertos para evitar la resaca
Los especialistas en salud coinciden en varias estrategias sencillas y efectivas para reducir los síntomas de la resaca. Primero, hidratarse adecuadamente antes, durante y después de beber. El alcohol tiene un efecto diurético que provoca pérdida de líquidos y minerales, generando dolor de cabeza y fatiga.
Segundo, elegir bien el tipo de bebida. Las bebidas oscuras —como el vino tinto, el whisky o el ron— contienen congéneres, sustancias derivadas de la fermentación que agravan los síntomas de la resaca. Por eso, los vinos blancos o espumosos suelen ser más “amables” al día siguiente.
Tercero, evitar las mezclas. Combinar diferentes tipos de alcohol puede aumentar la carga tóxica que el hígado debe procesar, haciendo más intensos los efectos al despertar.
Y, finalmente, descansar bien. El sueño es el momento en que el cuerpo depura y reequilibra el metabolismo. Una noche de copas sin reposo suficiente multiplica las molestias del día siguiente, sin importar cuánto queso se haya comido antes.
Entre mito y sabiduría popular
El truco del queso se suma a una larga lista de “remedios” populares para esquivar la resaca: beber café, tomar un zumo de tomate, consumir miel o recurrir a suplementos milagrosos. La mayoría, sin embargo, carece de evidencia científica sólida.
Lo que sí tienen en común es su valor cultural. Beber con prudencia, acompañar el alcohol con comida y convertir el acto de brindar en un momento social más que en un exceso, son costumbres que unen el placer gastronómico con el autocuidado.
El enólogo Teipro lo resume con una idea sencilla: “El vino se disfruta con tiempo, conversación y comida. No con prisa ni abuso”. Y en ese sentido, el queso no es solo un truco, sino un recordatorio de que la experiencia del vino debe vivirse de forma consciente.
Brindar con cabeza: el verdadero secreto para evitar la resaca
La resaca no tiene una cura milagrosa, pero sí una prevención inteligente: comer bien, beber con moderación y mantener una buena hidratación. Si a eso se le suma una porción de queso antes de la primera copa, quizá el día siguiente sea más amable.
Porque, al final, el vino no se trata de cantidad, sino de calidad y compañía. Como dice un proverbio francés: “El vino alegra el corazón, pero la moderación mantiene la alegría”.
Así que la próxima vez que descorches una botella, recuerda el consejo del experto: un poco de queso, una copa tranquila y un brindis que valga la pena.
El mejor brindis no es el que más se repite, sino el que mejor se recuerda.