Renace en pleno centro de Vigo un local que promete convertirse en refugio para los amantes del vino y el buen tapeo. “La Cepa Verde” reabre sus puertas con un concepto donde los sabores gallegos, las tostas artesanas y el embutido ibérico son los protagonistas.
En el número 52 de la calle López de Neira, el nuevo espacio combina tradición y modernidad en una carta pensada para disfrutar sin prisa. Con el vino como hilo conductor y una cuidada selección de productos locales, su propuesta busca recuperar la esencia del encuentro y la conversación. Allí, donde antes latía un pequeño bar de barrio, hoy se alza un espacio que respira pasión por el producto, atención al detalle y amor por la tierra.
El vino como protagonista
El 95 % de la carta de “La Cepa Verde” está compuesta por bodegas nacionales, muchas de ellas gallegas. Albariños, mencías, godellos y treixaduras comparten estantería con tintos de Rioja o Ribera del Duero. Cada etiqueta ha sido elegida con mimo, buscando reflejar el carácter del viñedo y la identidad de cada denominación.
Su impulsor, Jorge Veloso, explica que el objetivo es sencillo: “Queremos que la gente descubra los buenos vinos que tenemos cerca, sin necesidad de salir de Galicia”. Esa filosofía, basada en la proximidad y la autenticidad, se traduce en una carta cambiante que se adapta a la temporada y a la curiosidad del público.
Las copas se sirven con generosidad, acompañadas de recomendaciones personales. Nada se deja al azar: temperatura exacta, cristalería cuidada y presentación impecable. En este local, el vino no es un acompañamiento; es el centro de la experiencia, un hilo que une a quienes disfrutan de los pequeños placeres.
El auge del “tardeo” en Vigo ha encontrado aquí un nuevo punto de encuentro. Entre las seis y las nueve de la tarde, la barra se llena de conversaciones, risas y brindis que prolongan la jornada laboral con sabor a descanso.
Tapas con alma y producto gallego
Si el vino es el corazón del local, la cocina es su alma. La carta está pensada para compartir, para dejar que cada mesa se llene de aromas distintos. Hay tostas con base de pan gallego crujiente, untadas con patés artesanos y coronadas con combinaciones sorprendentes: queso de tetilla y mermelada de pimiento, lomo ibérico con crema de boletus, sardina ahumada con tomate confitado.
El embutido ocupa un lugar privilegiado: jamón ibérico 100 % de bellota, lomo curado, salchichón y chorizo fino, servidos en finas lonchas y acompañados de aceite virgen extra. Los patés, elaborados por pequeños productores, ofrecen sabores poco habituales: de centollo, mejillón o incluso boletus con trufa.
El espacio también apuesta por las conservas premium gallegas, una de las joyas del Atlántico. Berberechos, zamburiñas y mejillones en escabeche se presentan con una estética cuidada, como un homenaje al mar que alimenta a Vigo. Muchos de estos productos pueden adquirirse para llevar, una manera de prolongar la experiencia más allá del local.
La cocina no busca complicaciones. Su encanto está en la sencillez bien hecha, en la honestidad del producto y en el respeto por los sabores. Cada plato invita a saborear sin prisa, a disfrutar del momento y de la compañía.
Un rincón que invita a quedarse
Al cruzar la puerta, el visitante percibe una sensación de calidez inmediata. La Cepa Verde combina madera natural, luz abundante y una distribución pensada para el encuentro. Las cristaleras amplias inundan el interior de luz durante el día y, al caer la tarde, la iluminación cálida crea un ambiente íntimo y acogedor.
En el interior, las mesas altas conviven con rincones más tranquilos. La barra, de piedra clara, invita a quedarse de pie conversando, copa en mano. Afuera, una pequeña terraza se convierte en el punto perfecto para las tardes templadas de otoño o las noches de verano. El aire huele a vino joven y pan tostado, y las voces se mezclan con la música suave que acompaña la experiencia.
El diseño del local es un equilibrio entre taberna contemporánea y refugio urbano. No pretende impresionar, sino hacer sentir en casa. Cada detalle está pensado para que el visitante quiera volver: la temperatura, la atención amable, los tiempos de servicio. Aquí no se viene con prisa, sino con ganas de disfrutar.
El espíritu de un nuevo comienzo
El renacimiento de “La Cepa Verde” no es un hecho aislado. Forma parte de una tendencia que está devolviendo vida al centro de Vigo, donde nuevos locales de restauración y tiendas de proximidad están recuperando la energía de las calles tradicionales. Este resurgir demuestra que, incluso en tiempos de grandes cadenas y comida rápida, aún hay espacio para el comercio local, para la dedicación artesanal y para el trato humano.
Veloso lo resume con una sonrisa: “Queremos que la gente vuelva a quedar para hablar, para brindar y para disfrutar del vino sin pretensiones”. Esa frase resume la esencia de un proyecto que busca reconectar a las personas con los placeres sencillos.
En una ciudad que cambia rápido, “La Cepa Verde” se propone como un lugar donde el tiempo se detiene un poco. Donde una copa de vino puede acompañar una charla larga, una primera cita o una reunión entre amigos de toda la vida. Un rincón donde los sabores cuentan historias y los brindis sellan recuerdos.
Un brindis por los nuevos comienzos
“La Cepa Verde” es más que un bar; es un homenaje a los buenos momentos. Su reapertura simboliza la vuelta de la conversación lenta, del gusto por los detalles y de la gastronomía que se vive sin prisa. En sus mesas se mezclan generaciones, acentos y risas, uniendo a quienes buscan algo más que comer o beber: buscan sentir.
Así, en pleno centro de Vigo, entre el bullicio de la ciudad y el eco del puerto, este local se convierte en un pequeño refugio para quienes aman los sabores auténticos y la calidez de lo cercano.
Porque cada copa es una historia, cada tapa un recuerdo y cada brindis, una promesa de futuro.