Roots, bar de vinos de Logroño, ha sido elegido finalista a Mejor Bar de Vinos Tradicional en 2025. Comparte shortlist con Berria (Madrid) y Ganbara (San Sebastián), dos referentes del panorama nacional que elevan el listón de la categoría. El reconocimiento llega en la X edición de los IWC Industry Awards Spain, una cita que reúne al sector y mira a las barras que cuidan la copa con criterio.
El anuncio coloca a Roots en el mapa nacional por su enfoque nítido en productores con identidad y servicio cercano, una combinación que el jurado valora cuando busca autenticidad sostenida en el tiempo. La presidencia del jurado recae en la Master of Wine Almudena Alberca, garantía de un estándar profesional sólido y de evaluación independiente. La gala se celebra hoy en Madrid, coronando una edición especial que, para Logroño, puede traducirse en más visitantes, más curiosidad y más vino servido con intención y conocimiento. En palabras del equipo del bar, “No seguimos tendencias, las descorchamos”, una declaración que condensa su manera de entender la selección por copa y el diálogo con el cliente.
¿Qué premian estos galardones y por qué importan?
Los IWC Industry Awards Spain distinguen prácticas excelentes en el universo del vino, desde la hospitalidad en sala hasta la labor de tiendas, sumilleres y proyectos pedagógicos. Su valor radica en combinar un jurado diverso con una mirada centrada en consistencia, calidad sensorial y experiencia de cliente, considerando la identidad de cada propuesta y su coherencia cotidiana. Para el consumidor, estas listas funcionan como brújula cuando uno viaja o explora su propia ciudad, porque traducen criterios técnicos en lugares concretos donde es probable beber bien, aprender y disfrutar.
La categoría Mejor Bar de Vinos Tradicional no premia lo pintoresco ni lo nostálgico, sino la virtud de una barra que sostiene la excelencia diaria sin artificio. Busca cartas vivas, rotaciones por copa inteligentes, conservación adecuada, servicio atento y una conversación honesta sobre el vino que se sirve. En ese terreno, la distinción no solo honra a los equipos, sino que eleva el estándar para el conjunto de la escena, creando una sana presión para cuidar el detalle y celebrar la diversidad.

Que Roots comparta shortlist con Berria y Ganbara es significativo porque reconoce modelos distintos de hospitalidad que convergen en una misma exigencia. La presidencia de Almudena Alberca MW subraya una evaluación rigurosa, capaz de apreciar tanto la ambición de las cartas amplias como la fineza silenciosa de quien elige con precisión pocas referencias. En suma, son premios que hacen inteligible el mérito para el gran público sin perder profundidad para el profesional.
Roots: filosofía de barra, copa y productor pequeño
En el corazón de Logroño, Roots ha construido una identidad sencilla en apariencia, pero sofisticada en sus consecuencias: seleccionar “por gusto y no por tendencia” y defender la copa como herramienta pedagógica. Esa preferencia se traduce en rotaciones cortas y ágiles, explicadas con calma, que permiten al visitante transitar desde lo familiar hasta lo inesperado con confianza y curiosidad. La barra funciona como un puente entre el productor y la persona que bebe, sin solemnidad, con el ritmo propio de las cocinas pequeñas y las agendas reales.
Desde su apertura en 2020, el proyecto ha madurado sin perder frescura, integrando café de especialidad y una propuesta de brunch que dialoga con los vinos elegidos, especialmente cuando la copa invita a matices ligeros o texturas nítidas. Esa hibridez no diluye el foco, sino que lo potencia, porque cada elemento del servicio está pensado para favorecer la conversación y la prueba informada. El equipo insiste en una idea que ya se ha convertido en sello: “Eligen los vinos por gusto y no por tendencia”, una frase que el cliente reconoce al comprobar la coherencia entre carta, relato y copa.
El servicio, por su parte, se apoya en maridajes sencillos y recomendaciones medibles, alejadas de la jerga impenetrable. Un blanco de perfil afilado puede encontrar compañía en un plato templado y vegetal, mientras un tinto jugoso sugiere bocados breves que no encubren la fruta ni las texturas. El objetivo siempre es el mismo: que la experiencia termine con una pregunta nueva, una bodega recién descubierta o una variedad que el comensal quiera volver a explorar.
Los otros finalistas: Berria y Ganbara en el mapa
Berria, en Madrid, representa una visión expansiva del bar de vinos, con una profundidad de referencias que permite recorrer regiones, estilos y añadas en una misma sesión. Su ambición convive con un servicio diseñado para ofrecer copa y botella con igual solvencia, de modo que el visitante pueda ir a tiro hecho o perderse con gusto. Es, en definitiva, una casa que entiende el bar como un atlas en movimiento, con el mapa siempre a mano y la brújula afinada.
Ganbara, en San Sebastián, condensa la mística de la barra clásica, donde el producto y el vino conversan con naturalidad. Su nombre evoca tradición, pero su mérito está en mantener la frescura del gesto cotidiano, esa atención que hace que cada copa parezca la primera. Ofrece un marco de hospitalidad que convierte el aperitivo en rito y la recomendación en garantía, sin grandilocuencias, con esa sobriedad que discurre al ritmo del casco viejo.
Que Roots figure junto a Berria y Ganbara dimensiona el logro, porque sitúa a la barra logroñesa en una conversación nacional exigente. No se trata de competir por un ranking caprichoso, sino de compartir una shortlist que reconoce virtudes complementarias: amplitud curatorial, tradición viva y selección minuciosa anclada al gusto. Esa convivencia de estilos es una gran noticia para quienes beben vino con curiosidad y tiempo limitado.
Qué gana Logroño (y el público) con este reconocimiento
Para Logroño, la mención supone una invitación abierta a un enoturismo más curioso, dispuesto a salir de rutas previsibles y explorar la ciudad a través de sus barras. El reconocimiento funciona como altavoz: atrae visitantes que buscan autenticidad y anima a la comunidad local a revisitar sus propios lugares con ojos nuevos. También genera un efecto arrastre sobre pequeños productores del entorno, que encuentran en la copa por copa una plataforma de visibilidad paciente y sostenida en el día a día.
Para el público, el premio se traduce en claves prácticas. Mejor hora para ir: si puedes, busca momentos de menor afluencia en mediodía o primeras horas de la tarde, cuando la conversación fluye y el equipo tiene margen para acompañar la elección. ¿Reservar o no? En barras vivas, la espontaneidad suma, pero en días señalados conviene anticipar, sobre todo si se acude en grupo o se desea probar vuelos por copa. Actitud: llega con una idea, pero déjala abierta; pide una copa que te sitúe y otra que te descoloque, y pregunta por productores que el equipo esté ilusionado por abrir.
La ciudad entera gana si se consolida una cultura de vino por copas bien conservado, con rotaciones que eviten oxidaciones, temperaturas correctas y explicaciones precisas sin exceso de tecnicismos. Ese tejido mejora el disfrute del visitante y refuerza la escena local, incentivando colaboraciones entre bares, tiendas y bodegas pequeñas. En conjunto, el reconocimiento proyecta un mensaje claro: la calidad también está en la barra cotidiana, allí donde la copa encuentra historias que merecen repetirse.
La gala y lo que viene después
La entrega de premios tiene lugar hoy en Madrid, en una edición de aniversario que celebra diez años de trabajo conectando profesionales, proyectos y públicos diversos. Más allá de los ganadores, estas galas crean comunidad, favoreciendo conversaciones que luego se transforman en catas temáticas, cartas más dinámicas y alianzas que cruzan ciudades. Para Roots, el día después puede implicar un aumento de visitantes, nuevas colaboraciones con productores y mayor responsabilidad para sostener el listón que la distinción sugiere.
El reconocimiento también empuja a mirar hacia adentro: cuidar procesos, reforzar formación, ajustar rotaciones y mantener vivo el diálogo con el cliente. Es fácil dejarse llevar por la inercia de la temporada, pero la barra se gana cada jornada con decisiones pequeñas que acumulan confianza. Si algo enseña la shortlist es que la excelencia es un verbo en presente: elegir, abrir, servir, escuchar, corregir, volver a elegir.
Para quienes leen y beben, el momento ofrece una oportunidad sencilla: acercarse, pedir una copa y dejar que la conversación haga su trabajo. Entre una referencia conocida y otra que nunca probaste puede aparecer esa sorpresa que te cambia la memoria del lugar. Y quizá eso sea lo mejor de un premio: recordarnos que la hospitalidad es una coreografía compartida, hecha de manos que abren botellas, ojos que atienden detalles y paladares que se atreven a aprender.
De Logroño al mapa nacional del vino por copas
¿Qué bar te cambió la forma de beber por copas? Cuéntanos tu experiencia, comparte tus recomendaciones y anímate a descubrir productores menos obvios. Brindemos por las barras que, con paciencia y criterio, descorchan curiosidad.










