El reconocimiento de ciudades por su contribución a la cultura del vino es un fenómeno que ha cobrado fuerza en los últimos años. Recientemente, la ciudad de Cariñena, en España, se ha preparado para asumir el título de Ciudad Europea del Vino 2025, un galardón que celebra su larga tradición vitivinícola. Este reconocimiento no solo resalta la rica historia vitícola de la localidad, que se remonta a siglos atrás, sino que también pone en evidencias sus esfuerzos por la sostenibilidad y la innovación en la producción de vino.
Un legado vitivinícola en crecimiento
La distinción, otorgada por RECEVIN (Red Europea de Ciudades del Vino), se formalizó en un evento celebrado en Casale Monferrato, Italia. Durante dicho acto, el alcalde de Cariñena, Sergio Ortiz, junto al presidente de la Denominación de Origen Cariñena, Antonio Ubide, destacó la importancia de este reconocimiento para la comunidad local. En total, la red RECEVIN abarca a más de 600 ciudades de 11 países, lo que subraya la relevancia de esta distinción en el ámbito europeo.
La Denominación de Origen Cariñena juega un papel crucial en la proyección internacional de la región. Su compromiso con la calidad se traduce en la producción de vinos que han obtenido numerosos premios en competiciones internacionales. En los últimos años, la genética de variedades autóctonas y la modernización de las técnicas de viticultura han permitido a los productores locales consolidar su posición en el competitivo mercado global. En 2022, la Denominación registró ventas de más de 1,5 millones de botellas, lo que representa un crecimiento del 10% respecto al año anterior.
Además, la designación de Cariñena como Ciudad Europea del Vino conlleva una serie de responsabilidades y oportunidades. La ciudad se comprometerá a promover la cultura del vino, potenciar el turismo enológico y fomentar la educación sobre el patrimonio vitivinícola a nivel comunitario. Este enfoque está alineado con los objetivos de desarrollo sostenible, buscando no solo el crecimiento económico, sino también el respeto por el medio ambiente y la valorización de la cultura local.
La transición del título desde Alto Piamonte a Cariñena marcará un nuevo capítulo en la historia del vino, guiado por el deseo de innovar en prácticas sostenibles y de involucrar a la comunidad en un desarrollo más consciente y responsable. Por lo tanto, el futuro del vino en Cariñena se vislumbra como una mezcla perfecta entre tradición e innovación, que seguramente atraerá la atención de entusiastas del vino de todo el mundo.