Fallece Fernando Remírez de Ganuza, grande del mundo del vino
El día de ayer, el sector vitivinícola se encontraba de luto. El reconocido bodeguero, Fernando Remírez de Ganuza, nos dejaba a la edad de 72 años. Remírez de Ganuza, fundador de la bodega que lleva su nombre en Samaniego, en la Rioja Alavesa, es un ícono en la historia de la vinicultura española y deja un importante legado marcado por su compromiso con la innovación y la búsqueda de la excelencia.
Fernando Remírez de Ganuza, un legado de innovación y excelencia
Es incuestionable que, en las décadas de los setenta y ochenta, Fernando fue un pionero en su planteamiento y visión para producir vinos. Sus metodologías innovadoras y modernas, así como la calidad insuperable que ofrecen sus vinos, lo destacaron en un mercado a menudo tradicionalista. Su acierto tiene sus raíces en una rigurosa selección del viñedo, lo que ha permitido la producción de vinos modernos de elevada reputación.
La visión de Fernando permaneció hasta su última cosecha, la vendimia de 2023. Su legado, tanto en el terreno profesional como en el humano, es parte ya de la historia de la Rioja y del vino en general. Su trayectoria ha sido reconocida no sólo en el mundo del vino, sino también en el ámbito gastronómico. El fallecimiento del bodeguero ha conmovido a numerosas personalidades, recibiendo mensajes de admiración y afecto hacia él, y resaltando su figura como un hombre voluntarioso, práctico, comprometido, hábil y minucioso.
La bodega fundada por Fernando ha mantenido una línea de producción que refleja fielmente el espíritu de su creador: un fuerte compromiso con la alta calidad y la adaptación a los nuevos tiempos sin renunciar a la herencia tradicional del terruño.
Su sucesor, Jose Ramón Urtasun, quien ha sido su estrecho colaborador en los últimos 14 años, afirma que no buscan romper con lo que representa la figura de Fernando, sino darle continuidad. La dirección de la bodega se encuentra ahora en manos de Urtasun, quien admite que ha pasado mucho tiempo «escuchando y aprendiendo» del maestro del vino, presentándose como garante de la continuidad del proyecto.
El mundo del vino y de la gastronomía extrañará a este referente que supo combinar la innovación con la tradición, dejando un legado imborrable en la industria vitivinícola actual. La ausencia de Fernando Remírez de Ganuza se sentirá, pero su impronta y enseñanzas vivirán en cada botella que continúe produciendo la bodega que lleva su nombre.