El Albariño de Rías Baixas es uno de los vinos más icónicos de España y ha conquistado paladares en todo el mundo. Pero más allá de su frescura y elegancia, este vino guarda una historia envuelta en misterio. Durante siglos, ha circulado una leyenda que afirma que el Albariño no es originario de Galicia, sino que fue traído por monjes de Cluny desde Francia en la Edad Media.
Pero, ¿qué hay de cierto en esta historia? ¿Realmente el Albariño es un primo lejano de variedades como el Riesling o el Pinot Blanc? Acompáñanos en un viaje a través de la historia y la ciencia para descubrir la verdad detrás de esta fascinante teoría.
Los monjes de Cluny y la expansión del vino en Europa
Para entender esta teoría, primero debemos conocer a sus supuestos protagonistas: los monjes de la Orden de Cluny.
La Orden de Cluny, fundada en Francia en el siglo X, desempeñó un papel clave en la expansión del cristianismo y la cultura en toda Europa. Estos monjes fueron grandes impulsores de la viticultura, llevando técnicas avanzadas de cultivo y nuevas variedades de vid a diferentes regiones.
Según la leyenda, en su camino hacia Santiago de Compostela, los monjes cluniacenses habrían traído cepas de vino blanco desde Borgoña o Alsacia y las habrían plantado en Galicia, concretamente en lo que hoy es la D.O. Rías Baixas. Con el tiempo, estas cepas se habrían adaptado al clima atlántico gallego, dando origen al Albariño tal como lo conocemos hoy.
Las similitudes con el Riesling: el argumento a favor de la leyenda
Uno de los pilares de esta teoría es la semejanza del Albariño con el Riesling, una uva blanca originaria de Alemania y Francia. Ambas variedades comparten ciertas características:
- Aromas frutales y florales, con notas cítricas y de manzana verde.
- Acidez vibrante y frescura, lo que las hace perfectas para maridajes con mariscos y pescados.
- Gran capacidad de envejecimiento, algo poco común en los vinos blancos.
Estas similitudes han llevado a algunos enólogos e historiadores a especular que el Albariño podría ser una adaptación del Riesling introducida por los monjes cluniacenses.

El veredicto de la ciencia: ¿mito o realidad?
Aunque la historia de los monjes de Cluny y el Albariño es romántica e intrigante, los estudios genéticos han desmentido esta teoría. Investigaciones recientes sobre el ADN del Albariño han revelado que esta variedad es autóctona de Galicia y no tiene relación directa con el Riesling ni con otras variedades francesas o alemanas.
De hecho, los análisis indican que el Albariño es una uva propia del noroeste de la Península Ibérica, con vínculos con otras variedades de Portugal y Galicia. Su origen se remonta a siglos atrás, mucho antes de la llegada de los monjes de Cluny.
Entonces, ¿de dónde viene realmente el Albariño?
Aunque su origen exacto sigue siendo un enigma, los expertos coinciden en que el Albariño ha sido cultivado en Galicia desde tiempos muy antiguos. Se cree que esta uva ya existía en la región cuando los romanos llegaron a la Península Ibérica, lo que indicaría que su desarrollo fue totalmente independiente de las variedades centroeuropeas.
¿Por qué sigue viva la leyenda?
A pesar de las pruebas científicas, la historia de los monjes de Cluny sigue siendo una de las leyendas más fascinantes del vino. Parte de su éxito radica en el misterio que rodea a los orígenes del Albariño y en la tradición oral que ha mantenido viva esta historia durante siglos.
Además, esta leyenda ha servido para enriquecer el marketing y la imagen del Albariño en el mundo, añadiendo un toque de historia y romanticismo que encanta a los consumidores.
Un vino con raíces profundamente gallegas
Si bien la idea de que el Albariño fue traído por los monjes de Cluny es un mito, no cabe duda de que esta uva ha logrado consolidarse como una de las más importantes de España y del mundo.
Con un ADN que lo vincula estrechamente a Galicia y una tradición vinícola que se remonta a tiempos antiguos, el Albariño es un vino con alma atlántica y carácter único. Y aunque la historia de los monjes no sea cierta, seguirá siendo parte del encanto de este vino excepcional.
¿Mito o marketing? Tal vez ambas cosas, pero lo que está claro es que el Albariño ha sabido conquistar al mundo con su autenticidad y calidad.