Robert McDowell Parker Jr., nacido el 23 de julio de 1947 en Baltimore, Maryland, es, sin lugar a dudas, una de las figuras más influyentes y polémicas en la historia del vino. A través de su sistema de puntuación de 100 puntos y su boletín The Wine Advocate, Parker no solo redefinió la crítica vinícola, sino que también revolucionó la manera en que los consumidores perciben y adquieren esta bebida. Su legado es un testimonio del poder de la pasión, la independencia y la persistencia en un ámbito tradicionalmente dominado por élites.
Los inicios de un crítico inusual
Robert Parker nació en un entorno modesto. Su padre trabajaba como vendedor de equipos de construcción, y aunque el joven Robert demostró aptitudes académicas, su interés por el vino no surgió hasta años después. Estudió Historia e Historia del Arte en la Universidad de Maryland, College Park, y luego continuó con un Juris Doctor en la Universidad de Maryland en Baltimore. Parecía destinado a una carrera convencional como abogado, y durante más de una década trabajó como consejero legal en el sistema de crédito agrícola de Baltimore.
El momento que cambiaría su vida llegó en un viaje a Alsacia, Francia, donde Patricia, su futura esposa, estudiaba. Fue allí donde Parker probó por primera vez vinos franceses y quedó fascinado. Lo que comenzó como una afición rápidamente se convirtió en una obsesión. Su pasión lo llevó a escribir sobre vinos, inspirándose en figuras como Ralph Nader, defensor de los derechos del consumidor. Parker decidió abordar la crítica vinícola desde una perspectiva objetiva, ajena a los conflictos de interés que dominaban el sector en esa época.
En 1978, lanzó su boletín, The Baltimore-Washington Wine Advocate, que más tarde sería renombrado como The Wine Advocate. Inicialmente distribuido de manera gratuita, el boletín rápidamente ganó adeptos y se transformó en un negocio rentable con miles de suscriptores. Lo que diferenciaba a Parker de otros críticos era su compromiso con la transparencia y la honestidad, elementos que resonaron entre los consumidores de vino, particularmente en los Estados Unidos.
El sistema de puntuación de 100 puntos: Una revolución
El mayor aporte de Parker al mundo del vino fue su sistema de puntuación de 100 puntos, desarrollado junto a su amigo Victor Morgenroth. Este método evaluaba los vinos basándose en cuatro criterios principales: color y apariencia, aroma y bouquet, sabor y acabado, y calidad o potencial general. Aunque en apariencia simple, este sistema ofrecía una herramienta poderosa para los consumidores, permitiéndoles comparar vinos de manera más objetiva.
En 1982, Parker se convirtió en una celebridad internacional al alabar la cosecha de Burdeos de ese año, describiéndola como “excepcional”. En contraste, otros críticos, como Robert Finigan, la consideraron demasiado madura y baja en acidez. Parker resultó tener razón, y su evaluación disparó la demanda y los precios de esos vinos. A partir de entonces, una buena puntuación de Parker podía transformar una bodega desconocida en un éxito comercial.
Este fenómeno, conocido como «parkerización», trajo consigo cambios profundos en la industria. Los productores comenzaron a adaptar sus métodos para alinearse con las preferencias de Parker, favoreciendo vinos más potentes, con mayor contenido alcohólico y un uso más evidente de roble nuevo. Aunque muchos celebraron este cambio, otros lo criticaron, argumentando que contribuía a una homogeneización de estilos en detrimento de la diversidad vinícola.
La influencia de Parker en el mercado global del vino
El impacto de Parker no se limitó a los vinos de Burdeos. Su influencia se extendió a regiones como el Valle del Ródano, California y, más recientemente, a otras regiones emergentes. A través de sus críticas en The Wine Advocate, Parker impulsó la creación de los llamados vinos «garagiste», producciones de pequeña escala que priorizan la calidad sobre la cantidad.
Sin embargo, su poder en el mercado vino acompañado de controversias. En una ocasión, el Château Quinault experimentó un aumento en el precio de sus botellas en cuestión de horas después de recibir una alta puntuación de Parker. Algunos críticos sostienen que este tipo de influencia crea una relación desequilibrada, donde los consumidores pagan precios exorbitantes basados en la opinión de una sola persona. A pesar de ello, Parker siempre defendió la integridad de su trabajo, argumentando que sus críticas estaban diseñadas para empoderar al consumidor.
Ética, controversias y desafíos
Aunque Parker abogaba por la transparencia, su carrera no estuvo exenta de cuestionamientos éticos. Una de las críticas más notables surgió cuando se descubrió que había adquirido una participación en Beaux Frères Vineyard, una bodega en Oregón, junto a su cuñado. Aunque Parker nunca revisó los vinos de esta bodega en The Wine Advocate, el incidente generó dudas sobre la independencia que siempre había promovido.
Otras controversias incluyeron demandas legales, como la presentada por Domaine Faiveley, y su relación cercana con ciertos productores. Además, sus catas ciegas no siempre fueron perfectas; en una prueba pública de vinos de Burdeos 2005, Parker no logró identificar correctamente ninguno de ellos. Estos eventos recordaron que, pese a su experiencia, la subjetividad y las limitaciones humanas siempre están presentes.
El legado de un crítico irrepetible
A lo largo de su carrera, Parker recibió numerosos reconocimientos, desde las más altas condecoraciones de Francia e Italia hasta la publicación de libros que se convirtieron en referencia en el mundo del vino. Sin embargo, en 2019, a los 71 años, anunció su retiro definitivo. Aunque ya no está activo, su impacto persiste. Hoy, The Wine Advocate continúa operando bajo nuevos propietarios, pero el nombre de Parker sigue siendo sinónimo de excelencia y autoridad en la crítica vinícola.
El legado imborrable de Robert Parker
Robert Parker es una figura polarizadora, amada por muchos y criticada por otros. Su sistema de puntuación y su capacidad para influir en el mercado transformaron la industria vinícola en un fenómeno global. Aunque su enfoque ha sido objeto de debate, su contribución al mundo del vino es incuestionable. Parker no solo elevó la crítica vinícola a nuevas alturas, sino que también acercó esta compleja disciplina a millones de personas, democratizando el acceso al conocimiento y fomentando una apreciación más profunda por el arte del vino.