Laguardia, una joya medieval ubicada en la Rioja Alavesa, es mucho más que un pueblo vinícola. Bajo sus calles se esconden más de un centenar de bodegas subterráneas que datan de siglos pasados, construidas para preservar el vino de manera artesanal. Estas bodegas no solo representan la tradición vinícola de la región, sino que también guardan secretos y leyendas que hacen de Laguardia un destino fascinante para los amantes de la historia, la cultura y el buen vino.
El legado subterráneo de Laguardia
Laguardia, con sus calles empedradas y murallas medievales, oculta un laberinto subterráneo de bodegas que han sido excavadas a lo largo de los siglos. Estas estructuras subterráneas fueron construidas originalmente para almacenar el vino, aprovechando la constante temperatura y humedad del subsuelo. Estas bodegas no solo reflejan la tradición vinícola, sino que también son testigos de la historia que ha moldeado esta villa.
El siglo XVI fue una época clave para la expansión de estas bodegas. La necesidad de proteger el vino y mantenerlo en condiciones óptimas llevó a la excavación de estas galerías que hoy en día continúan en uso, conservando las prácticas ancestrales de producción de vino.
Secretos bajo las murallas
El subsuelo de Laguardia no solo alberga bodegas, sino también secretos arqueológicos. La villa ha sido habitada desde la Edad de Hierro, como lo demuestran los restos encontrados en sus alrededores. En las cercanías de Laguardia, se encuentra el dolmen “Chabola de la Hechicera”, un monumento megalítico que añade un halo de misterio y leyenda a la zona. Este dolmen, que se remonta a más de 5,000 años, es uno de los mejores ejemplos de la prehistoria vasca y está envuelto en mitos sobre rituales y hechicería.
Además de los secretos prehistóricos, Laguardia ha sido testigo de numerosos episodios históricos. Durante la Edad Media, fue una fortaleza estratégica en las disputas entre reinos, lo que se refleja en sus imponentes murallas que aún se conservan en pie. La villa, que fue fundada como ciudad amurallada en el siglo XIII, sirvió como bastión defensivo y es conocida por su resistencia en diferentes conflictos, incluyendo las guerras entre Castilla y Navarra.
Un patrimonio cultural y enológico
Más allá de las bodegas y los restos arqueológicos, Laguardia también ofrece una rica herencia cultural. La Iglesia de Santa María de los Reyes, uno de los monumentos más importantes de la villa, destaca por su impresionante pórtico policromado del siglo XIV. Este pórtico es una obra maestra del gótico vasco y un testimonio del esplendor que vivió la villa durante la Edad Media.
El vino, por supuesto, sigue siendo el alma de Laguardia. Las bodegas subterráneas no solo son espacios históricos, sino que también siguen produciendo algunos de los mejores vinos de la Rioja Alavesa. Los visitantes pueden recorrer estas bodegas y descubrir cómo se elabora el vino de manera tradicional, degustando algunos de los mejores caldos que ofrece la región.
Laguardia hoy: un destino imprescindible
Hoy en día, Laguardia es uno de los destinos más atractivos para los amantes de la historia y el vino. Sus bodegas subterráneas, sus monumentos históricos y su entorno natural hacen de esta villa un lugar único en el País Vasco. El encanto de caminar por sus calles, conocer sus leyendas y explorar sus bodegas es una experiencia inolvidable que conecta el pasado con el presente.
En resumen, Laguardia es mucho más que una villa medieval; es un lugar donde los secretos del pasado siguen vivos bajo tierra, esperando ser descubiertos por aquellos que se atrevan a explorarlos. Las bodegas subterráneas, los monumentos históricos y el legado arqueológico hacen de esta villa un destino fascinante que combina historia, cultura y tradición vinícola en un solo lugar.