El irresistible encanto del vino rosado
Durante mucho tiempo, los vinos rosados han sido reconocidos por su sabor ligero y refrescante. Pero en la actualidad, su protagonismo ha evolucionado, desacreditando el cliché de solo servir para las tardes de verano. Los vinos rosados han demostrado ser versátiles y capaces de conformar una excelente elección para maridar una amplia gama de gastronomía.
Estos vinos ofrecen una gran paleta de aromas y sabores que seducen y sorprenden a los amantes del vino. Sí, lo reconocemos, el vino rosado está en boga y no tiene intenciones de irse.
Auge en la variedad de rosados
Lo que hace aún más interesante a los vinos rosados, es la variedad de uvas con las que se pueden elaborar. De la mano de fenomenales variedades como la casta Bobal, Cabernet Sauvignon, Merlot y Garnacha nacen prodigiosos vinos que, además de tener un color cautivador, cuentan con una compleja y rica personalidad.
La versatilidad cromática y gustativa de los rosados reside en la intervención de diferentes técnicas de vinificación. La elección del rosado apropiado siempre dependerá del tipo de comida que estamos planificando. Aunque, siendo honestos, le quedan bien a casi todo.
Un caso excepcional proviene de la Denominación de Origen Utiel-Requena, con vinos rosados que han conquistado al ámbito enológico. Su producción incluye variedades como la Garnacha, Bobal y Tempranillo. Estos poseen una riqueza aromática peculiar, con una gran acidez y cuerpo que resultan ideales para maridar mariscos, carnes, ensaladas y aperitivos.
Las posibilidades del maridaje
Al hablar de maridaje, el vino rosado se lleva bien con gastronomías de todo tipo. Son especialmente geniales para acompañar mariscos. Como ejemplo, un rosado elaborado con la variedad Bobal casa perfectamente con una crema de almejas estilo Manhattan. Además de esto, aparecen entre las opciones los platos de arroz, entre ellos el tradicional y mundialmente conocido Paella Valenciana, cuya combinación con un buen rosado es simplemente divina.
Por otro lado, los vinos rosados más densos funcionan de maravilla con comidas contundentes. Combínalos con anchoas, guisos con azafrán, hierbas provenzales o pimentón, y tendrás la fórmula ganadora.
¿Y qué hay de los vinos dulces? Los vinos rosados dulces también tienen su lugar en la mesa, sobre todo si se trata de desatar la intensidad de un buen postre. Pasteles, postres, frutas y preparaciones dulces son amigas inmejorables de estos vinos semisecos y espumosos.
El maridaje con vinos rosados es un arte que puede parecer complejo, pero lo cierto es que estos vinos ofrecen una excelente introducción al apasionante mundo del maridaje. Así que, animarse a explorar y descubrir las diversas posibilidades que ofrece el vino rosado, puede ser el inicio de un apasionante viaje gastronómico.