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Imparable ascenso de los Rodero Villa en Valdeorras impulsa a Pago de Capellanes y O Luar do Sil

Cuando se habla del negocio del vino, es conocido que los resultados económicos no son inmediatos. Es un juego a largo plazo donde la paciencia y la perseverancia son la clave. Se necesita tiempo para consolidar la marca, la distribución y la rotación. Este parece ser el común denominador en la industria vinícola, aunque como en todo, siempre hay excepciones que demuestran que también hay espacio para los éxitos rápidos. Tal es el caso de la firma O Luar do Sil de la bodega Pago de los Capellanes, situada en Pedrosa de Duero, Ribera del Duero burgalesa.

La apuesta por los blancos

La bodega Pago de los Capellanes, propiedad del matrimonio formado por Paco Rodero y Conchita Villa, se ha destacado en el mundo del vino por su astuto enfoque empresarial. Observaron que el consumo de vino blanco estaba en auge y, aunque su bodega es conocida por sus tintos valorados, decidieron no dejar pasar la oportunidad que ofrecía el mercado de los blancos. La estrategia implicaba un giro hacia los vinos atlánticos gallegos y optaron por trabajar con la variedad godello en la Denominación de Origen Valdeorras, fundando la bodega O Luar do Sil.

La gestión de la elaboración del vino la lleva José Hidalgo, quien también ejerce en Ribera del Duero. En solo diez años, han logrado alinear el crecimiento de la bodega con la creciente popularidad de la variedad godello. La combinación de su experiencia y un vino de excelente calidad ha logrado que O Luar do Sil sea reconocida en el mercado. De hecho, elaboran casi 200.000 botellas del vino joven O Luar do Sil, que es reconocido por su finura, elegancia, expresividad, deliciosidad y frescura.

La bodega tiene un pasado interesante. Su fundador, Paco Rodero, era hijo de Doroteo Rodero, un modesto viticultor que colaboraba con su padre en su viñedo. Los años setenta no eran buenos para los viticultores y Rodero tuvo que emigrar a Barcelona. Sin embargo, siempre tuvo el sueño de volver a su tierra y elaborar su propio vino a partir de las excelentes uvas que vendían a terceros. Este sueño se hizo realidad en 1996 cuando fundó Pago de los Capellanes, que rápidamente se convirtió en uno de los vinos de mayor prestigio de toda Ribera del Duero.

Paco Rodero falleció el año pasado dejando su legado en manos de su hija Estefanía, quien ya llevaba años trabajando con sus padres. Sin embargo, pudo disfrutar viendo el éxito de las dos bodegas que había creado. Por su parte, Pago de los Capellanes sigue elaborando vinos míticos, lanzó recientemente un nuevo vino llamado Un Sueño en las Alturas, de la añada 2020 en previsión del cambio climático. Un vino tempranillo que ha criado durante un año en fudre y luego en botella otros dos años más, mostrando su potente intensidad aromática.

La historia de la Familia Rodero Villa y sus dos bodegas demuestra que la paciencia, la visión y la atención al cambio de los hábitos de consumo de los consumidores pueden generar excelentes resultados en la industria vinícola.

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