La cultura vinícola es vasta y, más allá del sabor de cada vino, cada botella oculta una nomenclatura en la que intervienen diversos factores. De ahí que se hable de clasificaciones de vino, una manera de entender a qué alude cada detalle, bien sea por el color, por el aroma, la dulzura, su cuerpo y, por supuesto, su origen.
El ABC de la clasificación del vino
Para el entendido no existe ‘un vino’, cada botella es única, marcada por su color, aroma y su sabor. Así, la primera clasificación viene dada por el color y nos encontramos con el cada vez más popular vino blanco, el reconocido vino tinto y el deliciosamente equilibrado vino rosado. Esta coloración tiene su origen en las sustancias colorantes presentes en los hollejos de la uva y procesos productivos como la fermentación y maceración.
Otro aspecto clave es la dulzura, de donde se extrae la categorización en vinos secos y dulces. Así, mientras que los vinos secos presentan poco contenido de azúcar, los vinos dulces encierran una elevada concentración de azúcar, ideales para combinar con postres o como obsequio a tomar tras la comida.
La clasificación de los vinos no termina aquí, sino que también se pueden categorizar por la variedad de uva utilizada en su elaboración. En este sentido, encontramos vinos monovarietales, elaborados con un solo tipo de uva, y los vinos varietales, fruto de la combinación de diferentes variedades. Un ejemplo de esto es el vino Bobal, típico de la D.O. Utiel Requena.
Una última clasificación, pero no menos importante, se da en función de la sensación en la boca, lo que llamaríamos cuerpo del vino. De esta manera, nos topamos con vinos de cuerpo ligero, medio y fuerte. Los primeros son menos intensos, con una sensación en boca más fina. Los vinos de cuerpo medio presentan un sabor equilibrado y son algo más intensos, mientras que los vinos de cuerpo fuerte muestran un sabor más pesado e intenso.
Familiarizarse con estas clasificaciones es el primer paso para disfrutar de la experiencia vinícola de una manera más consciente y poder así elegir mejor qué vino degustar. Cada botella es un universo y la manera de abrir sus puertas es incursionando en el maravilloso arte de la cata. Experimentar y probar distintas variedades es la clave para descubrir tus preferencias personales. Y recuerda, todas las normas quedan en segundo plano cuando se trata de tu propio disfrute. ¡Brindemos a ello!