Enfrentándose al desafío del cambio climático con la gracia y la elegancia del pinot nero. Así surge el nuevo proyecto enológico de Stefano Casadei junto con su esposa, Anna Baj Macario. Juntos dirigen la Famiglia Casadei, una entidad que reúne a varias bodegas toscanas de renombre.
El nombre del proyecto: Terre di Romena. Situado en la región de Pratovecchio Stia, en la provincia de Arezzo, Terre di Romena abarca una zona vitivinícola inmersa en las montañas tosco-emilianas del Apenino italiano, donde los viñedos sitúan a una altitud de entre 450 y 650 metros.
Explorando el potencial del Casentino
Esta localización particular permite disfrutar de considerables diferencias de temperatura diurna y nocturna y de un mayor índice de lluvia, condiciones que Stefano Casadei valora por su capacidad para proporcionar una respuesta significativa a los desafíos que el cambio climático plantea para la viticultura.
En contraprestación, Casadei y su equipo de animados viticultores han adquirido en 2019 tierras de la vieja granja del Castello di Romena, situado a 650 metros de altitud. Aquí ya se encuentran plantados 3,5 hectáreas dedicadas al pinot nero y 1,5 al chardonnay. Los dos hectáreas restantes se han reservado para experimentaciones futuras, siendo de interés explorar la respuesta del terroir del Casentino a diferentes variedades de uva.
El primer lote de vinos elaborados por Terre di Romena, presentados en el Vinitaly de 2024, se compone de un pinot nero y un chardonnay. Aparte de estos, se está criando un espumoso Método Clásico, el cual pasaría 60 meses madurando sobre lías.
En los años venideros, se espera que la producción total de la finca se sitúe en los 30,000 botellas. De estas, 20,000 corresponderían a dos variedades de pinot nero y 5,000 al chardonnay. Los restantes se destinarán a las experimentaciones que la empresa está adelantando.
A largo plazo, Terre di Romena planea construir una bodega y comenzará a implementar la filosofía de «biointegral», ya incorporada por otras propiedades de la Famiglia Casadei. Este enfoque pone el énfasis en la sostenibilidad y en el respeto al territorio y a la gente que lo habita. Para validar la consecución de estos objetivos, Terre di Romena ya ha iniciado el proceso para obtener la certificación Demeter.