El nombre de Domaine Aymard puede no sonar familiar a muchos de nosotros, sin embargo, el papel que ha desempeñado en la transformación del panorama del vino en Ventoux, Francia, es indiscutible. Esta bodega privada, que inició su historia en 1979, rompió una larga tradición en la región, que hasta entonces había estado dominada exclusivamente por negociantes y cooperativas.
El comienzo de Domaine Aymard se caracterizó por la producción de uvas de mesa, pero con el tiempo dieron el salto a la vendimia destinada a la producción de vino, que inicialmente vendían a la cooperativa local. Sin embargo, ante las dificultades experimentadas por la cooperativa, la bodega decidió empezar a embotellar sus propios vinos, marcando un hito en la región de Ventoux.
Actualmente, Domaine Aymard está gestionado por dos hermanas, Anne-Laure y Carine Aymard, que asumieron el control en 2020. Ambas han introducido una serie de cambios significativos, incluyendo una mayor atención al respeto medioambiental en los viñedos y la introducción de nuevos productos. De estos destaca Les Grappes, un red más ligero de estilo, elaborado con una mezcla de Garnacha y Cinsault, que al principio causó confusión a su padre, pero que tras recibir una excelente crítica de la Revue de Vins Français se convirtió en una apuesta ganadora.
Trabajo perfeccionista en sus viñedos
Domaine Aymard cuenta con 30 hectáreas de viñedos en suelos arcillo-calcáreos que presumen de tener uno de los sistemas de cultivo intercalar más impresionantes. La mezcla utilizada de avena, centeno, guisante y haba fava, entonces debe estar a la altura de las vides. Además, en un sector de su viñedo que planean replantar, han optado por una estrategia de agroforestería, alternando filas de vides con árboles de pistacho y granada.
Las modificaciones y la atención meticulosa que las hermanas Aymard han aplicado en sus viñedos se refleja en la variedad y calidad de sus vinos. Desde su Intemporal Ventoux Blanc, caracterizado por su frescura y rica textura, hasta su Insolence Ventoux Rouge, con toques de especias y frutas del bosque, los vinos de Domaine Aymard son verdaderas joyas sorprendentes en cada sorbo.
Domaine Aymard puede haber comenzado como una bodega privada en medio de un territorio dominado por cooperativas, pero sin duda ha demostrado que la innovación y el cuidado del terruño pueden llevar a vinos extraordinarios.