El codiciado vino de Romanée-Conti moviliza a Noruega
En un fenómeno singular que no deja de sorprender, muchos ciudadanos de Noruega parecen estar dispuestos a olvidar las comodidades de sus hogares por un tiempo. ¿La razón? Poder ser afortunados y llevarse a casa una de las escasas botellas de uno de los vinos más preciados del mundo: el Romanée-Conti.
Este vino, originario de los viñedos de Borgoña en Francia, ha sido catalogado frecuentemente como «El mejor vino del mundo». Debido a la increíble demanda y a los limitados suministros, estas botellas no suelen durar mucho en el mercado y son objeto de las más diversas estrategias para conseguirlas.
Un ritual anual
Por extraño que parezca, en Noruega se ha instaurado lo que se podría definir como una curiosa tradición anual. Este ritual implica pasar un mes entero durmiendo en la calle, en una especie de turno de guardia, para poder estar entre los pocos afortunados que logran adquirir una de esas valiosas botellas cuando por fin llegan al país.
La expectación crece cada año
Año tras año, la expectación ante la llegada de las añoradas botellas de Romanée-Conti crece de forma exponencial. El compromiso de los noruegos en su empeño por conseguir una botella es tal, que no dudan en enfrentar las inclemencias del tiempo y las incomodidades de pasar días y noches a la intemperie, esperando a las puertas de las licorerías.
No estamos hablando de un hobby cualquiera, sino de una auténtica devoción por el buen vino. A esta altura, no se trata tanto de un deseo por disfrutar del paladar del Romanée-Conti, que lógicamente es un gran motivo, sino del propio hecho de conseguir una botella, y la satisfacción y status que esto confiere.
Así, la pasión por el vino Romanée-Conti en Noruega se manifiesta en la adopción de este inusual ritual que, lejos de disiparse, parece afianzarse cada vez más en la sociedad noruega, poniendo en evidencia el poder de atracción de este inigualable vino francés.